De 491 kilos era el jabonero sucio cuarto, al que recibió Vanegas por una larga cambiada al hilo de tablas y dejó un ramillete de verónicas con más voluntad y efectividad en el tendido que pulcritud. Largo se arrancó el de La Reina al caballo, pero recibiendo un leve primer puyazo, justificándose tan sólo en el segundo y debiendo entrar por orden presidencial una tercera vez el animal al peto. Al público fue el brindis del venezolano, que comenzó de rodillas su faena y en esa postura conectó con el público. Aguantando los parones fue Vanegas durante su faena, en la que primó la voluntad ante un animal, como sus hermanos anteriores, siempre a menos. Firmeza de plantas y muchísimo valor derrochó ante un animal con peligro sordo, jugándose de verdad la vida el venezolano. Mató de estocada en todo lo alto.
Escribe tu comentario