​Clotilde Calvo:” Voy a aguantar un poco hasta donde yo pueda, porque tampoco tengo yo aquí un futuro muy largo"

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Clotilde Calvo:” Voy a aguantar un poco hasta donde yo pueda, porque tampoco tengo yo aquí un futuro muy largo"


Yo siempre he ido a los toros con pasión y que me apasiona el toro porque creo que es un animal mágico y  con una transmisión y una emoción tremenda. Pero de ahí a hacerme ganadera… No, no había pensado nunca. Se dieron las circunstancias de que tuve la posibilidad.


Me pasé muchas noches sin dormir pensando en qué lío me había metido y luego ya tenía amistad con Juan Pedro Domecq, que tenía la dehesa cerca y le dije que quería comprar un hierro y comprarle una junta de vacas y sementales. Y entonces pues  fui un par de días allí a ver como tentaba, a ver lo que tenía y a partir de ahí empecé yo la selección mía.

O sea que no es un futuro muy largo para mí, a la ganadería me refiero, y los  demás  pues no sé lo que harán, porque como está todo tan en contra,  lo que es  el mundo del campo con todas estas leyes de caza que quieren aplicar, con todo  en contra del animal, el animalismo este de favorecer a las mascotas más que al ser humano.



LA ENTREVISTA DE ROSI FERNÁNDEZ


Esta semana entrevistamos  a Clotilde Calvo una ganadera con personalidad, con afición, y además tiene la carrera de letras y es lingüista. Su pasión el toro bravo.


¿Ganadera de Buenavista, un sueño cumplido, desde cuándo quiso dedicarse en cuerpo y alma al toro?


Pues mira, yo creo que fue a raíz de que estaba terminando la tesis doctoral y allí surgió la posibilidad de comprar un trozo de una dehesa, con la idea de tener toros bravos en año, 86, 87.


¿Desde pequeña también la llamaba la atención el toro o fue más tarde?


Yo siempre he ido a los toros con pasión creo que es un animal mágico, con una transmisión y una emoción tremenda. Pero de ahí a hacerme ganadera… No lo había pensado nunca. Se dieron las circunstancias de que tuve la posibilidad de tener una herencia familiar.


¿Fue difícil la decisión,  tuvo claro de dar el paso con firmeza y decisión?


Sí, claro. Lo comenté con mi marido, lo primero, y le  pareció bien. Y dijimos: vamos a por ello. Y entonces, bueno, él me dijo que no se iba ocupar de nada y yo pensé que era mentira, porque creía que se iba a involucrar en algo, pero no fue así. Entonces, me fui a buscar campo y cuando encontré la dehesa que me gustaba, pues fuimos a verla entre los dos. Y claro, me pasé muchas noches sin dormir pensando en el lío que me había metido…Además,  tenía amistad con Juan Pedro Domecq, que tenía la dehesa cerca y le dije que quería comprar un hierro,  vacas y sementales. Y fui un par de días allí a ver cómo tentaba, a ver lo que tenía y a partir de ahí empecé mi propia selección.


¿Un poco locura?


Mucha, mucha. Una audacia tremenda. Porque no sabía ni lo que era la estructura de la dehesa.  Y empecé a estudiar y a trabajar. Me fui a buscar a funcionarios a la administración pública, sanidad animal… Me ayudó muchísimo un ingeniero agrónomo para que instalara la estructura  eléctrica y el reparto de aguas de una manera diferente. Fui revolucionaria en aquel momento porque todo el mundo tenía avena, bebederos muy grandes, malla de alambre…¡y yo pues hice todo lo contrario! Empecé a correr los toros por el camino, porque pensé que, si a mí me gustaba y  para mis hijos que  hicieran ejercicio, que comieran bien y que estuvieran sanos, para los toros tenía que hacer exactamente igual. A partir de ahí, empecé a estudiar la alimentación.


Fue pionera en muchos sentidos como ganadera, habrá alguna anécdota buena.


Aquí todo el mundo opina,  a ver esta señora que viene  aquí, no tiene ni idea y se mete a hacer cosas raras. Bueno, pues al final vinieron todos, me pidieron que les enseñara a ganaderos portugueses, franceses, españoles la estructura que tenía, y copiaron muchas cosas. Tenía muy claro que tenía que tener una buena estructura para que el animal pudiera comer sano,  había que tener pradera, tenía que trébol, unas leguminosas que le alimentaran y no estar todos los años poniendo avena…eso me parecía que no tenía sentido. Encima la gente en el campo…que  basta que sea una mujer y venga de un mundo completamente ajeno a lo que es el campo…pues me imagino que metí mucho ruido en aquel momento.


Tengo entendido que la gusta mucho leer y sobre todo de tauromaquia, la gusta el flamenco. Todo va muy unido al toro.


Desde pequeña, yo  recuerdo, cuando tenía seis o siete años, que me ponía por la mañana un traje de gitana. Di clases  con personal  muy cualificado y siempre me ha gustado el flamenco y  escucharlo, es un arte muy emocionante. Yo busco la emoción y el arte y eso va muy unido a los toros. Tuve la  suerte de tener en mi casa a Rocío Jurado cantando a Ortega Cano en un tentadero y son momentos que no se olvidan, para mí, fue un orgullo  tener personas que  creyeron en mí, que me apoyaron, que vinieron y que me consideraron. Yo  también les considero a muchísimos  toreros y a todo lo que es el mundo del toro.


Hoy está complicada la cosa. Las cuentas no salen.


No salen, no. Al final vas reduciendo para no cortar, porque tengo nietos que les gusta y que torean y se crea un ambiente muy especial. A todos mis nietos les divierte, les gusta los caballos, le gusta el toro. Todavía voy a aguantar un poco hasta donde yo pueda, porque tampoco un futuro muy largo. Pero bueno, por ahora lo saco de algún que otro sitio. No es un futuro muy largo como ganadera. Yo no sé cómo lo harán los demás, porque estamos en unos momentos complicados.


¿Cómo ve la tauromaquia actual?


Actualmente hay un bumm  impresionante, las plazas están llenas, gracias a Morante porque ha resurgido, de repente, una emoción…Va a torear ciento y pico corridas este año y otros toreros también le apoyan, además hay  una especie de duelo entre ellos. Sobre todo, la gente después  de la pandemia ha sufrido tanto por no poder ir a ninguna plaza. La gente se vuelca en los toros y  es un momento muy bueno, y bajo mi punto de vista,  la gente quiere a los toros. Lo que pasa es que si no tienes dinero, porque económicamente las cosas se ponen mal y los empresarios tampoco quieren  arriesgar y la administración pública no ayuda, en algunos ayuntamientos ayudan y la mayoría no,  pues es un momento un poco precario.


¿Algún cambio que haría para mejorar la tauromaquia?



Pues  bajar impuestos, bajar los gastos de  gestión de las plazas, que  creo que hay un desnivel tremendo entre empresario y precio  de entradas y no sé qué más se podría hacer. No poner IVA, por ejemplo, tan alto en las ventas de toros, facilitar que los ayuntamientos apoyen porque eso al final es un bien para el pueblo…habría que arrimar todos el hombro.


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