El miserable "nazionalismo" catalán

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PJC.


EDITORIAL PROGRAMA LA DIVISA DEL 21 DE OCTUBRE.2019

PEDRO J. CÁCERES



El miserable "nazionalismo" catalán

Fue en el año 2015 cuando Ada Colau censuró en Barcelona la imagen de Morante de la Puebla porque, según ella, 'generaba violencia'. Una ciudad sin la libertad de poder ir a los toros desde 2011 porque 'generan violencia'. 


¡Hay que joderse, con perdón! Doble rasero, doble moral o simplemente cinismo, y para prueba un titular de lo que allí está pasando estos días.


A cuenta de la libertad de expresión cada cual hace de su capa un sayo y alza la voz o calla a conveniencia. En el coro de lamentaciones se unen políticos, medios de comunicación y tuiteros varios con un discurso común que clama contra la censura y reivindica la libertad de expresión como elemento esencial en una democracia que se precie de serlo. En una ciudad sin toros…


En la eterna y (mal que insistan) no superada división nominal derecha/izquierda, quienes se reconocen  en el los “zurdos” son dominantes y mayoritarios en ese coro, con argumentos  peregrinos y  sonrojante cinismo. De esos, de los cínicos, hablamos hoy. Porque esos cínicos callan y/o aplauden cuando son ellos (o lo que les representan) quienes cercenan la libertad, de expresión o no sólo. La LIBERTAD, así, con mayúsculas. 


Y a esos, los taurinos los sufrimos en nuestras carnes.

Fue en 2013 cuando el Ayuntamiento de Barcelona prohibió la imagen de Juan José Padilla en el Centro de Cultura  Contemporánea. Entonces, el convergente (e independentista sobrevenido) Xavier Trías como alcalde, y ni a él ni la mayoría del Consistorio (los suyos, los de Esquerra, los  socialistas y  los eco socialistas) les tembló el pulso para tachar la foto (premiada, por cierto) de un torero con parche en el ojo y ejemplar lucha.


Luego, en 2015, ya con Ada Colau de alcaldesa y Morante de la Puebla como víctima. Aquí se trataba de una lona de grandes dimensiones, con la imagen  de evocación daliniana del torero que servía para anunciar la inmediata Feria del Pilar,  que se debía colgar en un edificio del Paseo Colón en rehabilitación y que contaba con el acuerdo de los vecinos del inmueble y de la que el Ayuntamiento iba a cobrar una buena cantidad de euros en concepto de tasas. 

Pero Ada Colau (que puso el grito en el cielo por lo del rapero y el artista silenciado de ARCO) y sus compinches tiraron de aquella esperpéntica declaración de 2004 en la que se declaró Barcelona “ciudad contraria a las corridas de toros” para denegar el permiso. Y se adornaron en la suerte recordando  ¡qué cruz! que “ el Consistorio defiende que los animales son organismos dotados de sensibilidad psíquica, además de física”.


Prohibir los toros en Cataluña y ahora los correbous fue un suma y sigue “libertario” al que no se ve el final (pero sí la finalidad) pero que se retrata en su miseria moral. Y para prueba un botón: intentan prohibir el maltrato y resulta que son la capital de la violencia estos días. 


Manda h… Volvemos a repetir: doble rasero, doble moral o simplemente cinismo. Lo más miserable del "nazionalismo".

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