Manuel Escribano: “No entiendo por qué me sucede lo que me han pasado con los palcos, que no se juegan ni su dinero ni su vida”

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Manuel Escribano: “No entiendo por qué me sucede lo que me han pasado con los palcos, que no se juegan ni su dinero ni su vida”


Así se expresa Manuel Escribano ante su final de temporada, en el que aún le queda una corrida y un festival, y tras la gran actuación en Zaragoza ninguneada por la presidenta. 



Manuel Escribano, tras el quinto toro de la tarde en su compromiso en Zaragoza y la negativa del palco a otorgarle la oreja, señaló lo siguiente en una entrevista a La Divisa “Lo que he hecho queda ahí, a pesar del palco. He disfrutado. El toro se desentendía de los chismes muy pronto. No tenía finales, pero ha transmitido. Lo he matado muy bien y he disfrutado con él, gozando de esta plaza”.


Además, fue claro a la hora de afirmar que: “No entiendo por qué me sucede lo que me han pasado con los palcos, que no se juegan ni su dinero ni su vida”. Manuel Escribano mostró su malestar y enfado después de que la presidenta no le otorgara la oreja del quinto toro de Adolfo Martín, al que cuajó en todos los tercios. ‘Es muy fuerte, ya me ha venido antes de la corrida para avisarme de que tenía que clavar cuatro palos en banderillas…’, comentó visiblemente molesto, antes de buscar el consuelo, porque su labor ‘queda ahí’. 


‘La pena del toro es que se ha aburrido, era pronto, ha sido vibrante en todo lo que ha hecho y ha transmitido, lo he matado genial y he disfrutado mucho’, concluyó afirmando sobre el toro.


Fue gravísima la cornada de Madrid pero esa limpieza en el trazo del pitón te ha ayudado a llevar mejor la recuperación, junto a las manos del doctor Padrós.


Sí, les agradezco las manos que tienen, junto con las de mi preparador. Llegué al sábado pleno de confianza para poder hacer el paseíllo. El toro del indulto fue un animal al que le pude pegar muletazos que sentí muchísimo, muy toreado, roto, intentando llevarlo lo más largo y por abajo posible, y eso es gracias a la seguridad que yo tenía en mí mismo, de que estaba curado, de que estaba sano. Me preocupé de torearlo bien. Cada muletazo lo sentí.



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