Doce faenas como doce catedrales
EDITORIAL. PROGRAMA LA DIVISA DEL 9 DE SPETIEMBRE 2019
PEDRO J. CÁCERES
Doce faenas como doce catedrales
El primero, con seis animales de Victorino que más allá de rayar en lo deslucido, rayaron en lo exigente. Porque tuvo De Justo agallas para plantarse y proponer el toreo a seis cárdenos como a seis juampedros: y ligar, y trazar con gusto, y quedarse quieto, y ser libre delante de la cara de los animales dando fiesta a la afición francesa.
Ha sellado Emilio una tarde que ha hecho historia en Francia, que dejará para el recuerdo de todos los aficionados y que se queda grabada también para él como un escalón más conseguido. Fueron seis toros con el denominador común de la exigencia, pero a base de una enorme preparación física y técnica, Emilio de Justo logró lidiar toreando a una corrida a la que se impuso.
Y, además, Emilio llenó la plaza con el condicionante de hacerlo en Toros y Salsa, una feria que nunca se llena –los llenazos en Dax son en la feria de agosto, que es la que más tradición taurina tiene-. Doble triunfo.
Las otras seis faenas del fin de semana corrieron a cargo de Rubén Pinar. Una a una, pero con la misma fuerza. Tuvo Pinar que cortar las orejas una a una en su encerrona por la negativa del palco a otorgar dos trofeos, pero tuvo su actuación la misma fuerza con cuatro orejas que con las seis que se pidieron por la afición albaceteña.
Aunque hasta este año ha toreado poco, cuando lo ha hecho ha dejado muy claro que debería vestirse de luces mucho más de los que el tejemaneje del sistema le permite. Matador capaz y con un oficio bien asentado que le permite lidiar cualquier tipo de toro. Siempre que pisa Albacete da la cara, incluso con sangre, y lo volvió a demostrar en una encerrona para reivindicar el sitio que merece en el toreo.
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