​¿Sólo cuestión de libertad?

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EDITORIAL. PROGRAMA LA DIVISA DEL 12 AGOSTO, 2019

PEDRO J. CÁCERES



¿Sólo cuestión de libertad?


Ha sido un fin de semana estratégico para la tauromaquia. Quizá puede que no haya sido el más importante del año en cuanto a sucesos taurinos se refiere –con el permiso de Enrique Ponce, su reparación y su indulto en El Puerto- pero sí en cuanto a hechos cruciales para el devenir de la Fiesta de los toros en próximas décadas especialmente en tres puntos cardinales del toreo: Palma, El Puerto de Santa María y Pontevedra.

El primero y más importante de ellos por la trascendencia que tenía, y ha tenido su celebración, ha sido la vuelta de las corridas de toros a Palma. Un escenario en el que se habían perdido los festejos desde el año 2017 por la celebérrima e inútil “tauromaquia a la balear”, un experimento político esfumado como la gaseosa porque la ley era la ley. Y el Tribunal Constitucional, siempre en su sitio, aunque siempre tardío, esperó más de un año para derogar.                                                         

La empresa esperó paciente y, junto con la casa Balañá –eso sí, y sin peligro político de otro tipo de espectáculos culturales en la ciudad de Palma a la vista- decidieron devolver las corridas en esta edición.

La plaza fue un jolgorio, una auténtica fiesta de la libertad, una orgía de arte impreso en una noche de toros que siempre recordarán los aficionados isleños.                                                           

Lo peor, vino sucedido por las extremas medidas de seguridad que el Ayuntamiento obligó a la empresa a realizar para no poder acceder con alcohol al recinto y que los menores de 18 años tampoco entrasen en éste.                                                                

Un auténtica desfachatez, vale lo del alcohol, pero ¿se imaginan que los menores de edad no pudiesen entrar al fútbol? ¿Cuán máxime sería la bronca nacional que se montaría?

También la Delegación del Gobierno se la “cogió con papel de fumar” al perimetrar , apenas en 30 metros, la distancia de ubicación de los protestantes de los muros del Coliseo.

Y ,por penúltimo, los medios de comunicación (especialmente los informativos televisivos) que le dieron lustre e imágenes a 200 antis y no sacaron una sola imagen de los más de 8.000 espectadores en los tendidos, menos todavía el hacerse eco del éxito artístico del festejo.


El segundo acontecimiento relevante ha sido doble: por un lado, la feliz noticia de que El Puerto de Santa María ha tenido toros esta temporada –a pesar de los vaivenes políticos por una plaza de toros en obras de la que no se sabría si podría dar temporada-; en segundo lugar, el de la vuelta de Enrique Ponce, que lo ha hecho con el “Como decíamos ayer” de Fray Luis de León por bandera. Todo un fenómeno social e histórico de la tauromaquia.


En tercer lugar, sólo la celebración en sí de corridas en Galicia ya es una noticia. Porque tal y como están las cosas políticamente en muchas ciudades, ya es un hecho heroico celebrar con gran afluencia de público corridas en el único bastión taurino gallego. El empeño de la Casa Lozano por ofrecer espectáculos de calidad con primeras figuras del toreo algo tendrá que ver en ello…


¿Sólo cuestión de libertad? No, también de voluntad. Política y empresarial. 

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