Fandi, Cayetano y Aguado dan fiesta en el cierre de León

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IVÁN PACHO


Reaparecía Pablo Aguado tras su cornada de hace una semana en la plaza de toros de Las Ventas y había decidido que sería León el coso en el que volvería a vestirse de luces. Lo hizo junto a El Fandi y Cayetano para lidiar un encierro de García Jiménez.


Si sobrado anda por la plaza El Fandi en banderillas, no lo es menos con el capote, como así lo demostró ya en el primero: de hinojos le recibió para seguir por verónicas de bello trazo, mezclando las chicuelinas con las zapopinas del quite. Con la muleta alargó la faena con la diestra ante el bravo y noble toro, aunque falto de fuerzas, por lo que trazó a media altura. Con la zurda le aguantó los derrotes a la taleguilla. Mató de estocada en buen sitio, tardó en doblar sonando un aviso y paseó dos orejas; vuelta al ruedo al toro.


Inédito quedó Cayetano en el recibo capotero al segundo, ya que no le dejó estirarse y se coló para más inri. Fuerte fue el puyazo, genuflexo comenzó Rivera enseñándole a embestir sin la brusquedad mostrada. Así continuó toda la faena, por ambas manos se puso como muestra de no dejarse ganar la pelea, dejando medios muletazos irregulares y acabando siempre con la cara suelta. Mató de estocada un poco caída, paseando oreja.


El tercero bis, después de ser devuelto el toro titular, se dejó el brío de salida, estando templadisimo Aguado, que recetó tres medías muy toreras en el quite que no se guardó. Se fue quedando parado el animal desde la primera tanda a diestras, por lo que el sevillano poco más pudo hacer que justificarse y sacar agua de un pozo medio seco que no pasaba de la mitad del trazo. Mató de estocada en todo lo alto volcándose en el toro. Oreja.


Todo lo puso Fandila ante su segundo: ya advirtió en el capote que era manso de condición, acrecentada a medida que avanzaba la faena. Brindó a su peña Gijonesa que cada año se desplaza a verle y lo mejor fue el vistoso quite, pues en la muleta solo buscaba la huida. Cuando se vio derrotado entregó las armas. Mató de una media en buen sitio que bastó para que cayera. La plaza coreó su nombre en muestra de cariño, paseando oreja tras fortísima petición que se resistía a conceder nuevamente el presidente.


Sacó raza Cayetano ante el quinto, justificando el porqué está acartelado en León año tras año, se gustó y deleitó con las tafalleras en el quite. Con la pañosa dejó lances largos con la diestra, mano con la que argumentó toda la faena. De rodillas le llegó a recetar tres muletazos que encandilaron los tendidos. La estocada en lo alto hizo el resto. Aplaudido el toro con más genio que bravura. Dos orejas.


Todo genio fue el cierraplaza con el que Aguado estuvo por encima en todo momento. Pausadas fueron las verónicas, a la querencia viajó a encontrarse con el picador. Fue accidentado el tercio de banderillas: si al primer par salvó el quite providencial de Cayetano, al tercero de la cuadrilla consiguió hilvanarle y dar con él en el albero, afortunadamente sin cornada. Aguado trasteó como si de un buen toro se tratara, alargando la mano diestra,ya que con la zurda fue un imposible. Muy lidiador, salvando los continuos derrotes e intentando torear en todo momento. Le recetó una buena estocada que le dio la oreja que le elevaba en hombros.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de León. Segunda de feria. Corrida de toros. Media plaza.

Toros de García Jiménez, de vuelta al ruedo el primero, el tercero como sobrero.

El Fandi, dos orejas y oreja.

Cayetano, oreja y dos orejas.

Pablo Aguado, oreja y oreja. 


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