El granadino es el rey del rock. Vituperado por los puristas, ridiculizado por los sectores más reaccionarios y hasta ninguneado por los custodios de la fe, David sabe quién es y de qué es capaz, y conoce Madrid como el que más. Por eso escapa con bien cada tarde en Las Ventas, aunque no sea un torero de la predilección de este público.
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