El Cid: "Tenía que devolver a Madrid lo que me ha dado en mi carrera matando estos tres hierros"

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El próximo domingo comienza la temporada en Madrid. Fecha clásica, que esta vez coincide con esa inauguración de temporada. La corrida de Victorino con tres toreros que están con la fiebre en la boca, que han realizado una buena temporada 2017 como es el caso de El Cid. Manuel Jesús, buenas noches.


Buenas noches.


Una fecha clásica, bonita.


Con muchas ganas de que llegue ya el domingo. Tengo muchas ganas de que llegue ya la corrida porque estoy muy ilusionado.


Y el que da primero, da dos veces.


También es verdad.


Un torero que siente la ilusión de la afición de Madrid. Por lo civil, ¿cuántas salidas en hombros has tenido en Madrid?


Dos, y catorce o quince que he perdido por culpa de la espada. Vinieron cuando tuvieron que venir y soy un torero en el que la afición de Madrid se siente identificado. Nunca me he quitado de en medio cuando me han llamado. Muchas veces he podido elegir y he aceptado la que me estaban ofreciendo. Mi conciencia está tranquila. Profesionalmente creo que le debo mucho a Madrid.


Eres considerado torero de Madrid. De Salteras al cielo de Madrid. Hablábamos de la temporada 2017, que para un torero que ha dado la vuelta a España en multitud de veces, tener que empezar de nuevo desde hace un par de años tiene que ser duro.


Lo mantiene la afición y la ilusión. Es duro, pero he estado intentado ratificar todas mis temporadas en Sevilla y Madrid. Es duro, porque cuando uno ha estado en todas las ferias importantes puesto y se ve abocado a estar en el banquillo es duro. Ahora mismo habrá toreros que interesen más que yo por lo que sea y están puestos en ferias que yo antes estaba puesto. Sé que voy a volver a estar en las ferias importantes, pero sé que hay que ir con categoría y con calado en el ruedo. Si te lo ganas ahí, evidentemente el premio tiene que llegar y estoy seguro que tiene que llegar otra vez.


El 2017 te ha dado muchas satisfacciones también, ¿no?


Sí, toreé en Madrid, Sevilla, Tudela… y muchas plazas de segunda y tercera. En Santander pinché, en Madrid también. En Tudela he triunfado y ha habido tardes para mí que, de haberlas cuajado en otros sitios, hubiesen sido de triunfo gordo. He aprendido muchísimas cosas y nunca hay plazas ni enemigos pequeños. Hay que darle la misma importancia al público que va a Madrid que el que va a Añover de Tajo.


Cuando los empresarios se jactan y se llenan la boca para decir que hay que dar paso a los jóvenes, ¿subconscientemente nos están pegando pases por bajo para buscar un abaratamiento de cartel?


A lo mejor no soy el más idóneo para decirlo, eso lo deberías preguntar a algún empresario. Evidentemente hay que dejarle paso a los jóvenes. Pero ¿interesa que haya diez figuras? A nadie. Pero a la hora de tirar de los abonos, hay que echar mano de las figuras, porque si no echas mano de ellas, el abono se viene abajo. Igualmente, una feria que tiene dos corridas de toros puedes intercalar y sí que es verdad que los toreros jóvenes de la actualidad, por sí solos, no tienen esa capacidad para arrastrar al gran público que es el que llena las plazas. El aficionado todo el mundo sabemos quiénes somos.


A la prueba me remito. Lo que ocurrió el domingo en Valencia con Ponce. En cuanto a la situación en general, ¿cómo la valoras? Hay como un ambiente de pesimismo.


No sé. Sí es verdad que se está notando que la gente está volviendo a ir un poco más a los toros. La crisis económica a nosotros nos ha afectado muchísimo. Una corrida de toros hay que reconocer que es un espectáculo de lujo, de ocio. El aficionado va porque le gusta, no por necesidad. No estamos ni tan bien como dicen ni tan mal como dicen otros. El pesimismo no es porque la gente pierdan interés, sino porque se están dando cuenta de que la forma de montar las ferias, de poner a toreros no es la más idónea. No todos los toreros que están en las ferias son los que tienen que estar, y además los triunfos no te avalan para volver al año siguiente. Y eso a mucha gente no le cae bien.


Llevamos unos años en los que lo que no está en crisis son las ganaderías. Apenas se caen, no hay sobresaltos en los sorteos… y los aficionados disfrutan de veros cuajar faenas gracias a los ganaderos.


El eje central de toda la tauromaquia es el toro. Toreros, ganaderos, empresarios, periodistas… giramos alrededor del toro. Cuando éste da emoción, hace de este un espectáculo grandioso, inigualable e irrepetible. Los ganaderos han hecho un gran esfuerzo en esa selección de la bravura y de la emoción. Que el toro embista con ese picante y que el de arriba tenga emoción.


La alquimia del ganadero es muy difícil, pero la calidad es muy alta. En Valencia, por ejemplo, ha habido problemas de corrales y cuando yo iba no era lo mismo. También el invierno ha sido duro y malo, porque no ha llovido cuando tenía que llover y eso va en detrimento del toro. No los puedes mover en el campo y eso va en contra del juego que te va a dar en la plaza. Por eso, este año ha habido más lío en Valencia y algunas ganaderías se han caído más de lo que lo suelen hacer. Pero yo achaco eso a un problema personal. En Sevilla, casi todos los días embestían dos o tres toros. Este año lo volveremos a ver otra vez.


¿Has hablado con Victorino?


Sí, coincidí con él en la presentación de carteles de San Isidro. Está muy ilusionado, hay diez o doce toros y de ahí saldrá la corrida de toros de Madrid. Para nosotros y para él saldrá bien.


¿Y tu San Isidro?


Pues estamos a un mes vista del día 25, porque mi primera comparecencia es al principio, el día 10, y la última la de Adolfo a principio de junio. Son dos corridas a las que le tengo muchísima fe. Este año he querido hacer un San Isidro, con Adolfo y La Quinta, muy del gusto de Madrid. Su forma de embestir van con mi forma de concebir el toreo.


Victorino habrá puesto toda la ilusión del mundo. No me olvido de la de los seis toros de Bilbao.


Esa la tenemos grabada todos.


Que haya muchísima suerte. Por muchas cosas, primero porque te lo has ganado y segundo porque la suerte tuya es la de los demás. Si la mano izquierda de El Cid fuera pierna y estuviera en el Barsa, ¿cuánto valdría?


No lo sé. Ellos están en el fútbol y yo en el toreo. Hace cincuenta años era al revés, pero ahora nos ha tocado bailar con esa proporción. Tiene que gustarte lo que hace. Yo estoy enamorado de mi profesión, de mi toro y soy un privilegiado.


Volviendo al tema de la mano izquierda, también has demostrado que no eres manco.


No. Soy zurdo, y la sincronía mía con la mano derecha no es lo mismo. Pero si te lías a trabajarlo y a entrenarlo, terminas consiguiéndolo. Eso es lo que a mí me ha pasado con la suerte de matar. He intentado hacerlo lo mejor posible a base de entrenamiento, de sacrificio, de hacer muchísimas cosas con la derecha para esa habitualidad de uso para que la mano derecha no sea igual que la zurda pero que se parezca. Intentando siempre coger más profundidad, trabajar en la largura del muletazo, y eso es gracias al trabajo y al entrenamiento. Hay que tener los siete sentidos en tu profesión.


Dos cuestiones. ¿Alguna vez en el campo has matado con la mano izquierda?


Sí, incluso un par de corridas de toros con la izquierda. Cuando me ocurrió el problema del hombro en Pamplona, intenté matar con la mano zurda y lo maté bien, pero después he intentado matar a puerta cerrada y le he pegado un montón de pinchazos. No lo he visto claro. Aun siendo zurdo, ya tienes trabajada la suerte suprema con la derecha. Cuesta muchísimo trabajo, lo he intentado y la evolución no ha avanzado lo que hubiese querido. He trabajado aún más la mano diestra y pincho algún que otro toro, pero tengo una regularidad tremenda. Es técnica. Esa forma de entrar a matar le va bien a ellos. Como me dijo el maestro Manolo Vázquez el día que le corté el rabo al toro de Victorino, “lo más importante es intentar matar los toros a tu forma y a la primera y no a la última”. Llevaba razón. Había que darle caña a la diestra.


La última: algo que hemos hablado y que conviene hablar. Desde luego que tus faenas no pasan desapercibidas. Podríamos hacer una antología de faenas en cuanto a la pureza en la que se basa tu toreo para que no pase indiferente cuando cuajas un toro: valor seco para esperar a los toros.


No sé cuál es el secreto de mi mano izquierda. Pero veo a muchos compañeros que torean muy bien con la izquierda, pero no conectan tanto como yo. Yo es algo que lo hago intuitivamente. Y cuando te olvidas de la técnica, es cuando aflora lo que tú quieres sacar de ti. Cuando tú te pones técnico, eres muy frío. Cuando ocurre la magia, llega arriba.




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