Loa últimos acontecimientos en Cataluña abundan y ponen de actualidad nuestro editorial del pasado 9 de octubre .Todo a partir que “los toros” no están prohibidos en Cataluña tras la revocación de la ilegal decisión de la Generalitat de exterminarlos. La plaza está ahí y en estado de revista para dar toros, pese a la injusta satanización de Balañá.

Ahora toca urnas y “en después” TOROS en Cataluña (2)

|



EDITORIAL

/PROGRAMA LA DIVISA DEL 9 DE OCTUBRE DE 2017

PEDRO J. CÁCERES



Ahora toca urnas y “en después” TOROS en Cataluña



Hoy entro a La Divisa hablando de Barcelona. De los hechos acaecidos recientemente, en la última semana, y principalmente tras la inmensa manifestación de ayer.


Sí, ya sé que este es una web, programa y revista taurinas, y no me olvido que a los taurinos –la mayoría- les da sarpullido la política, más que nada por complejos; pero lo ocurrido el domingo en Barcelona, tras la “espantá” de bancos y empresas (posterior al definitivo mensaje del Rey Felipe VI) y el anterior aquelarre del 1-0 con la pantomima de referéndum más las continuas mentiras e intoxicaciones sobre la actuación de la fuerza estatal totalmente desenmascaradas ya -como el engaño al pueblo por parte del nacionalismo sobre la permanencia en las instituciones internacionales y principalmente en Europa y en el euro- pueden abocar a la vuelta de los toros a Cataluña y, por focalización, a Barcelona : La Monumental.


¿Cómo? Les cuento.


Como decía el sabio Canorea “la plaza está ahí”. Y pese a todo lo que se ha satanizado a su propietario, Balañá, sin ponerse en su lugar sobre las dificultades burocráticas para dar toros y las extorsiones del nacionalismo para cerrarle otros negocios, éste no sólo no la ha vendido (la plaza) ni enajenado, sino que su estado de conservación es óptimo para la vuelta a su funcionamiento como coso taurino.


Todo a partir que “los toros” no están prohibidos en Cataluña tras la revocación de la ilegal decisión de la Generalitat de exterminarlos.

A partir de ahí, con una ley regional abolida, falta que los reglamentos y normativas regionales y municipal se apliquen en positivo y no en negativo, como ahora, que hacen inviable cualquier acto voluntarista y demagógico de los que señalan a Balañá (o a Matilla) como los causantes de la ausencia de corridas en la “Gran Dama”, la Monumental barcelonesa.


Para ello hace falta que cambien los gobiernos autonómico y municipal en Barcelona por gentes del constitucionalismo y que devuelvan el raciocinio total a su vida política.

Todo apunta a que por lo civil –Puigdemont no declara independencia unilateral- o por lo “criminal” –el 155- que las elecciones son inevitables. O mejor dicho un bien necesario.

Lo de las municipales iría para 2019, pero según lo que ocurra con la Generalidad puede haber movimientos de fichas de dominó.

Es necesario, por todo (por la libertad, la convivencia y contra la xenofobia) que haya gobierno constitucionalista, porque ganar, en votos, ya lo hicieron con anterioridad.

Sobre PP y Ciudadanos, en cuanto a los toros se refiere, no deben existir recelos referentes a su intención de restaurar la tauromaquia en Cataluña por ser una actividad legal. Otro cantar es lo del PSC y el PSOE de Sánchez, pero seamos confiados, aunque marcándoles muy de cerca.


Así las cosas y la convulsa situación política actual presumo que en unos días es el pueblo de Cataluña el que va a tener su derecho legal, ahora sí, a decidir ¡ojo al dato!

Dice el refrán que cada uno tiene lo que se merece, o lo que provoca, con su decisión o su desidia, negligencia o pereza a la hora de ir a las urnas.


Por todo ello lo de la millonaria manifestación de ayer está muy bien.

Y si en taurino se dice, ante la rebelión dicharachera de muchos toreros en supuestas injusticias, “los cojones al toro”, ahora la Cataluña legal y constitucional, cuando toque, pronto, “los cojones en las urnas”.


¡Ea!




EL AUDIO DEL EDITORIAL

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.