Manolo Lozano: “No le contesté que sí a Morante cuando me planteó apoderarlo, le contesté: Te lo voy a bordar“

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La noticia de la semana, quizá, la noticia del año es la reaparición de Manolo Lozano como apoderado de una primera figura del toreo como es Morante de la Puebla. Don Manuel, buenos días.


Buenos días.

Esta conversación la estamos grabando en la mañana de este lunes en su residencia de Majadahonda, donde habita desde hace mucho tiempo. ¿Cómo fue todo? Ha sorprendido a propios y extraños tras tu decisión de cortarte la coleta como apoderado, habiendo llevado a diecinueve novilleros a la alternativa. Has apoderado a cerca de cuarenta toreros, y en los últimos tiempos a matadores como Ortega Cano, Roberto Domínguez y luego ser mentor de El Juli, además de Manili. ¿Cómo surgió volver?


En este caso no soy yo solo el que va a reaparecer en el próximo año 2018, somos dos reaparecidos. Vamos a ser dos reaparecidos, porque Morante también está retirado en este momento.

¿Cómo fue todo?


Simplemente me llamó por teléfono, y como Morante es sincero y sin ambajes, a la primera palabra que le escuché fue: ¿Me quieres apoderar? Y yo sin pensarlo dos veces, y sin hablar de nada, ni de condiciones, le dije: ¿Qué si te quiero apoderar? Te lo voy a bordar. Y se lo voy a bordar. Le voy a demostrar a las nuevas generaciones de apoderados que todavía me mantengo en forma.

¿Crees que el apoderado existe en estos momentos tal y como se entendía en tu época?


Hay apoderados jóvenes muy buenos, y además tienen la sapiencia para serlo, además de la juventud, que es un don divino.

¿Te sorprendió la llamada de Morante o estabas sobreaviso?


No, Morante lleva ya muchos años de alternativa y muchos peones de brega… me llamó él directamente e inmediatamente le respondí en positivo.

¿Por qué Lisboa?


Es una plaza que a mí me gusta. No le da tanta importancia a la suerte de matar y de picar. Aquí en Madrid dicen que la suerte suprema es la de matar, pero no saben los tiempos ni cómo se ejecutan. Ahora pican con un caballo percherón, un peto que es un parapeto, un espectáculo bochornoso con espectadores que se ausentan rápido de las plazas… fui a la corrida porque es la última de la temporada lisboeta, en la que solo con la puesta en escena merece la pena ir a Lisboa. Le dije que iba a ir a ver esa corrida, porque tengo por costumbre ir a ver esa corrida. Me dijo que tenía un amigo en La Puebla, portugués, que le había hablado mucho de esa corrida y me dijo que iba. Coincidimos en Badajoz, él llegó de Sevilla con Juan y fuimos al hotel Río y nos fuimos juntos para allá.

En estas conversaciones, ¿has podido comprobar con él qué es lo que le motivó a que cortara la temporada pasada?


Eso se veía. No hace falta que me lo explique él, lo veía yo. Yo lo vi en San Sebastián y en El Puerto y Morante no era Morante. Estaba desmotivado. Los toreros artistas, como cualquier artista, son muy sensibles. Tienen que estar rodeados de optimismo, de alegría… y si el torero como Morante no tiene motivación y encima le sale una corrida de toros como la de San Sebastián, con cerca de 600 kilos, no es para nadie ese toro. Los demás aguantan, no se reúnen en asamblea nunca… porque está bien respetar el mínimo que exige la ley… pero nadie pone fin. Han conseguido con ese despropósito que las ganaderías salgan de tipo, y al perder ese tipo de toro, desaparece la bravura.

En un comunicado que hizo a raíz de esa corrida, hablaba del toro, de veterinarios… pero a lo mejor las cuentas no habían salido.


José Antonio no es metalista. No piensa en el dinero nunca. Es lo de menos. No se encontraba a sí mismo. Por eso yo he dicho a la cuadrilla y a los amigos que entre todos tenemos que darle moral y hay que procurar que su año 2018 sea una sorpresa. Ha hecho faenas inolvidables a lo largo de su historia, inverosímiles, pero de las últimas actuaciones del año 17, tenemos que conseguir que cuando reaparezca en el 18 desborde alegría.

Has dicho que cuando él te llamó, tú, además del sí, le contestaste: Te lo voy a bordar, ¿cómo?


Como solo quiere torear 25 corridas, sí me puedo comprometer a bordárselas. Si fuese una temporada a destajo, no podía comprometerme a eso, pero con ese número de tardes sí me puedo comprometer.

¿A partir de junio?


Sí. Hace un rato que se ha despedido y me parece que tiene que pasar un tiempo prudencial para que él salga cuando se lo pida el cuerpo y el espíritu, con ganas de torear. Siguiendo el sabio consejo de mi amigo y maestro Marcial Lalanda, a los toreros hay que dejarlos pasar hambre de toros. Fue la táctica que Marcial llevó con Pepe Luis Vázquez y tan buen resultado le dio.

Habrá quien interprete que lo que se plantea es una estrategia para eludir plazas como Sevilla y Madrid…


Bueno, no las va a eludir. Si no viene a San Isidro porque no ha reaparecido todavía, el año es muy largo. Curro Romero toreaba en julio, porque era una corrida especialmente para él. Aún quedan muchas tardes para torear en Madrid. En San Isidro los toreros torean a granel, están anunciados a granel, y en junio hay mejor meteorología. En San Isidro el público llega furiosos por el tráfico, y en julio no porque vienen de dormir la siesta. Vienen de la oficina en mayo de discutir con su jefe… y en julio no.

Cuéntame una cosa. Te retiraste hace quince años después de todo ese currículum pero has seguido al tanto y estás permanentemente informado, estás en contacto con muchísima gente del toreo, ¿con qué empresariado te vas a encontrar ahora?


El empresario es distinto, pero cuando apoderas a una figura sabes también contar con que suene el teléfono.Para contrara a Morante sonará mucho.

¿Algún tipo de selectividad?


Sin discriminar nada, pueden ser plazas de primera, segunda o tercera. Linares o Talavera son de tercera. Donde haya un toro bravo. Donde el toro pueda desarrollar su bravura porque no esté excedido con cien kilos más. No queremos engañar al público, sino divertirle, que para eso paga.

El verso suelto de la familia Lozano ha sido el de Manolo… casos como Roberto Domínguez, Manili, Ortega Cano, El Juli… incluso cuando tus hermanos eran empresarios de Madrid, tus enfrentamientos eran muy fuertes.


Con José Luis tuve mis más y mis menos porque él ejercía conmigo duramente la profesión de empresario. Y yo me tenía que poner en el mismo plan para defender los intereses de mis toreros. De cualquier forma, mi crianza de niño fue separada de mis hermanos porque como decía mi padre, Manolo nunca se separó de sus hermanos, sino que le separó la familia. Mi abuelo, dueño de la ganadería del Duque de Veragua, vendió ese hierro a Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencia, el padre de don Álvaro Domecq. Entonces las casas del abuelo y de mi madre estaban juntas, unidas por una puerta interior, y mi abuelo había tenido cuatro hijas y tuvo decidido probar a ver si tenía un hijo, pero nunca lo tenía. Y cuando mi madre se juntó con cuatro varones, y yo el mayor, mis tías, solteras, le dijeron a mi abuelo que me fuera a vivir con ellos a la casa. Solamente separaba las casas un tabique… y por un solo tabique yo comprendí la ventaja de un tabique.

La independencia de un tabique.


La diferencia que supone un tabique cuando en un lado está tu padre severo y duro, y en el otro lado que estaba el abuelo con toda clase de caprichos. Yo noté que el tabique para mí había sido celestial.

Has sido apoderado sobre todo, pero también empresario de muchísimas plazas. Has sido y eres matador de toros con aquella alternativa en Tánger.


No llegué a nada. Fue una anécdota en el toreo, pero en fechas puntuales, como mi debut con picadores en Aranjuez, corté cuatro orejas y un rabo. Ahí tengo la foto saliendo a hombros. Mi alternativa en Tánger fue de manos de El Cordobés y corté otras cuatro orejas y un rabo. Me tocaron los mejores toros, por eso esa misma noche me retiré.

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