Murcia es, nunca mejor dicho, aplicado a su feria taurina “La alegría de la Huerta” y la de Albacete “Orgullo Manchego”

Dos : Murcia y Albacete

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EDITORIAL. PROGRAMA LA DIVISA DEL 18 DE SEPTIEMBRE


PEDRO J. CÁCERES



Dos : Murcia y Albacete



La semana ha venido cargada de ferias, todas muy importantes, tanto en España como en Francia.

Nimes, Salamanca, Guadalajara, Aranda…pero por acontecimientos sucedidos destacan, un año más, Murcia y Albacete.

Dos ferias de concepción y dimensión bien distinta pero que se complementan en un radio de acción de apenas 140 kilómetros. Y a pesar que sus ciudadanos se miran con recelo, especialmente los aficionados de uno y otro lugar, están condenados a entenderse por complementarios. Incluso hasta el estado de las autonomías y allá por el año 1873 y su Constitución las dos provincias conformaban una región, la de Murcia.


Murcia es, nunca mejor dicho, aplicado a su feria taurina “La alegría de la Huerta” y la de Albacete “Orgullo Manchego” , todo vez que el “queso mecánico”, el entrañable Alba, es cosa del pasado.


La alegría de la huerta murcianica en el coso de la Condomina en el que se empezaron a concatenar indultos de toros bravos y que en esta edición ha rizado el rizo perdonando la vida a un astado para rejones, pero con hecho histórico puesto que, al toro de Los Espartales, D. Diego Ventura basó su indulto con toreo a pie. Además, este ciclo del 2017 deja el record de cortar dos rabos a sendos toros por parte de Enrique Ponce y Roca Rey. Más con menos (3 corridas de toros, novillada y la de rejones) es para echarle cuentas y garantía de ver torear, triunfar y a divertirse todo el mundo que es el mayor aval para asegurase la vuelta de los espectadores a los tendidos.


Albacete nunca miró con buenos ojos los indultos, año tras año, de Murcia tachándolos de frívolos y coso poco serio. Eran años aburridos y de muy desiguales aforos, según el cartel. Con la llegada de “Lozanos y Manolos” el toro seguía teniendo su presencia de quasi plaza de 1ª, o más, pero se seleccionaban escrupulosamente. Los carteles, amplios -10 festejos-, muy equilibrados entre figuras y promesas sin obviar locales ni novilleros ofrecían alicientes a un público que fue subiendo en cantidad hasta lograr un abono muy robusto y que la plaza todas las tardes tenga un ambiente tan numeroso como festivo. Y, con rigor –mayor o menor- pero fieles a su idiosincrasia y que el público es soberano por encima de minorías puristas también comenzó la carrera de los indultos y a proliferar las puertas grandes.

Este año, sin ir más lejos, el tobarreño Rubén Pinar ha salido en hombros 2 tardes sumando 5 orejas, y otros 7 toreros lo han hecho de la misma guisa. Y no ha faltado el indulto: el del toro Orgullito de Garcigrande.

¿Pierde seriedad Albacete por estos logros? No, todo lo contrario. Se consolida como la gran feria de septiembre por su extensión, su toro y principalmente por un público que acude en masa y además se divierte. Esa es la clave. La tecla que tocó, con otro toro y otro desparpajo de su público, Murcia hace años.


Murcia y Albacete, Albacete y Murcia se seguirán mirando de reojo en todo, más en materia taurina, cosas de los pueblos. Cuando lo cierto es que se retroalimentan para lustre y sensación de vida de La Fiesta. Dos grandes ferias, cada una con sus cosas.



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