Justo Hernández: “Cuando el toro indultado en Albacete volvía al campo, se sentía un héroe”

Dos acontecimientos han tenido los ganaderos esta semana: el indulto de un toro de Domingo Hernández en Albacete y otro de Daniel Ruiz en Valladolid. Hablamos con Justo Hernández, ganadero que estaba en el contexto su hierro de la corrida del Centenario. Lleno a reventar y grandioso espectáculo. Un indulto de Roca Rey, salida en hombros de Talavante y oreja de Fandi y Perera. Estamos hablando, quizá, de una de las grandes ganaderías que ha conseguido el objetivo de gustar a figuras y aficionados. Justo Hernández, buenas noches.

Buenas noches.

Cuando llegaba a Murcia desde Albacete todo el mundo me preguntaba si el toro fue de indulto o no. Les decía que el toro, por hechuras y comportamiento, le va a valer al ganadero para seguir optimizando más la camada. La respuesta, ¿es oportuna?

Sí, es una forma de decir que sí era de indulto. El indulto es aquel toro que quiere el público, y éste es soberano. El que manda es el público.

El toro va a padrear, ¿no?

Sí, pero siempre creo que el toro indultado ha conseguido ganarse el derecho a la vida. Él se sentía héroe al salir, era un espectáculo verlo. Esa es la grandeza del indulto. Si es mejor o peor padre, eso se sabrá más adelante. Fue un toro que transmitió sensaciones increíbles a la plaza, de hecho el público se emocionó y pidió el indulto.

Cuando te preguntan, la definición que te he dicho es la que evita buena discusión. Fue un clamor tremendo, el toro fue extraordinario y cada vez deben proliferar más porque saltan cada vez toros más bravos. ¿Por qué se llama el toro Orgullito-55?

El número que lleva en el costillar es el 55.

Fue un auténtico orgullo para toda la camada de bravo.

Sinceramente, y no porque lo hayan indultado ni por querer arrimar más el ascua a mí, la verdad que es uno de los toros que yo voy buscando en su forma de embestir. Me gustaría que saliera alguno más como él. En mi concepto de entender el toro bravo y el espectáculo, está muy cerca si no es ese.

¿Qué número llevas este año?

Tres, en total 22 toros. Son muchos toros, es lo más bonito que te puede ocurrir. Te ilusiona por ti, por el torero, por el público y fundamentalmente por el toro. El público se siente dichoso cuando presencia un espectáculo así. Para ellos es un privilegio, algo que recuerdan siempre.

Y las manos del torero también son importantes, ¿es el primero que indulta?

No sé. El primero mío que indulta Roca Rey sí es y estuvo pletórico, muy generoso con el toro. Sacó todas las virtudes del toro, lo apretó para ver que era mejor e hizo una obra maestra completamente. La verdad que muy agradecido como siempre a los toreros que cuando te indultan un toro son generosos y tienen que poner al toro, incluso que parece que está por encima de ellos.

Hubo más toros en Albacete, dos o tres incluso hasta cuatro animales notables. A partir del indulto de Roca Rey, remontó aquello. Y Talavante también conectó en el último. Fue una corrida que hubo que improvisar por la baja forzosa de Manzanares, y la ganadería también resolvió suministrando hasta diez toros.

Se necesita suerte también para tenerlos. Afortunadamente todo salió bien. Hubo que buscar dos más y no puedes bajar el nivel de ese toro tan grande en el mes de septiembre y con la presencia del toro que se lidia en Albacete. Fue un problema en el que me metió la empresa pero sabía que era necesario y lo intentamos. Las corridas monstruo, que he lidiado unas pocas, son muy difíciles de mantener en cuanto a intensidad. El público se suele cansar de tantas horas sentados en un tendido. Cuesta mucho trabajo. Hubo un momento que vino un bajón provocado por los toros, y luego remontó todo al final, con un final alto. Nadie se arrepintió de haberse gastado el dinero de la entrada.