el 1 de septiembre, la comunidad musulmana celebraba “La Fiesta del Cordero” sacrificándolo y despiezando en 3 porciones, en público, en directo, con gozo y con orgullo. De éste degollar a sangre fría e indefensamente millones de corderos todos los años nadie dice nada ni se censura, antes, al contrario: se pone en valor de máximo respeto.

El silencio de los corderos y el bramido de los toros

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PJC.N.6EDITORIAL PROGRAMA LA DIVISA DEL 11 DE SEPTIEMBRE 2017.

PEDRO JAVIER CÁCERES


El silencio de los corderos y el bramido de los toros




Nuestros telediarios, informativos radiofónicos, prensa generalista (de “pan y melón”, cuando no repulsivamente sectarios) no paran de informar de las diferentes manifestaciones anti taurinas que se instalan alrededor de nuestras plazas de toros, ahora que la Tauromaquia ataca con su momento de mayor abundancia de festejos y ferias importantes. Son no más de 200 que no sólo protestan, sino que insultan y si les dejas hasta agreden -hacer sangre, lo que ellos reprochan- pero son noticia más que los 5 o 10.000 que están dentro, en los tendidos. Y no deja de ser paradójico que el ruido de unos pocos interese más a este periodismo moderno de pacotilla que informar negando la mayor de las soflamas de estos sujetos como es el indulto de un toro. El indulto de un toro es algo más que perdonar la vida a un animal, es la conjunción de la bravura y la nobleza de un bruto semisalvaje con el arte seductor de un débil humano. En los últimos días se han producido 3 de los relevantes, no de “cartón piedra” de plazas de polvareda: Alcázar de San Juan, Valladolid y Albacete. Esta circunstancia, independientemente de ningunear el triunfo de un artista y hacedor fundamental en el indulto, ha pasado desapercibida mientras se hacían eco de las “cuadrillas antis”. El “silencio de los corderos ante el bramido del toro”, cuando debería ser, al contrario; el mundo al revés.



Hace días el periodista Zabala de la Serna, en un artículo de buena pluma y mejor fondo, se hacía eco de un documental editado por la multinacional anti-taurina titulado “El desamparo”. Su encabezamiento (información para opinión) rezaba así:


“El Partido Animalista ha estrenado Tauromaquia, un documental que pretende mostrar la "realidad" del toro durante la lidia. Dicen que la cámara se fija en el animal: "Hay estertores. Vómitos de sangre. Y sin embargo lo que más impresiona son las miradas bovinas de desamparo", escribía una de las periodistas que han visto la película”. Textual.



Hace tiempo advertí que esta izquierda radical y totalitaria que nos invade en las instituciones, con el impagable concurso y complicidad del socialismo “sanchista” tiene en el ojo de huracán para su exterminio (extermino, sí; que contradicción) a colectivos variopintos como taurinos, cazadores, pescadores, circenses… y católicos

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Hace días, el 1 de septiembre, la comunidad musulmana terminaba su Ramadán con el Eid al-Adha, traducido “La Fiesta del Cordero”. Es la Fiesta mayor del Islam (también llamada Pascua Musulmana) y se celebra -con gozo mayor- ofrendando un cordero, por supuesto muerto y degollado en el momento para cumplir con el rito y despiezarlo públicamente en 3 partes para repartir entre el obsequiante, la familia y los necesitados. Fiesta, rito y su cuota de espectáculo y disfrute del personal.



De éste degollar a sangre fría e indefensamente miles y millones de corderos todos los años no sólo nadie dice nada ni se censura, antes, al contrario: se pone en valor de máximo respeto, y me parece bien. Entre otras circunstancias,

porque El Corán (y no la Biblia) deja muy claro la contundencia con la que hay que defender la fe, el profeta y Alá de cualquier ataque de los “infieles” y que unos pocos llevan a sus consecuencias más extremas.



El silencio de los corderos musulmanes y el bramido del toro de ancestral tradición popular hispánica de mayoría, si no católica, si cristiana.



Nosotros los de “poner la otra mejilla cuando te dan una hostia”. ¡Viva la igualdad entre humanos y entre animales! Que hipocresía y que cinismo.

 

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