Esta Feria de Otoño hace presumir la satisfacción de aficionados y espectadores en general. Al menos, a mí me lo parece. Pero, como abonado –que lo soy-, hay algo mucho más importante: mi derecho a decidir.

FERIA DE OTOÑO O EL DERECHO A DECIDIR

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EDITORIAL. PROGRAMA "LA DIVISA" DEL 4 DE SEPTIEMBRE DE 2017

PEDRO J. CÁCERES


FERIA DE OTOÑO O EL DERECHO A DECIDIR

El aluvión de acontecimientos propios del mes de agosto que a su vez emanan noticias de primer orden ha obligado a priorizar por su inmediatez o calado la editorializarían de esta DIVISA cada semana.

Todo ello, ha hecho solamente noticiable antes que opinable la presentada, hace semanas, Feria de Otoño en Las Ventas.

Ahora, en tiempo y forma, ha llegado el momento: por su debate espurio anterior, por su impronta y sobre todo por su letra pequeña al margen de la programación.


Una programación superior en cantidad, pero similar en atractivo cartelero a lo que toda la vida, salvo excepciones puntuales, ha sido la Feria de Otoño asumiendo que no están las rutilantes figuras de la actualidad (Ponce, Juli, Talavante, Cayetano. Las bajas de Morante y Manzanares se daban por supuestas independientemente de sus distintas circunstancias).

A partir de ahí interés máximo.

La base de un torero con la hierba en la boca como Ferrera, las aportaciones de Castella, Perera y López Simón- en la élite del escalafón-, más triunfadores de San Isidro y temporada como Del Álamo y Román; el consentido de Madrid (Ureña), el momento de los Adame (Luis David ha sido “Concha de Oro” en San Sebastián) y la nueva oportunidad a un “cortaorejas” habitual de Las Ventas como Morenito de Aranda aderezados con la combinación ganadera –equilibrada y con tirón popular-hacen presumir la satisfacción de aficionados y espectadores en general. Al menos, a mí me lo parece.

Pero, como abonado –que lo soy-, hay algo mucho más importante: mi derecho a decidir.

La oferta se complementa con un fin de semana previo de duelos: a caballo y ganadero. Ambos de máximo interés entre los amantes del rejoneo y los “toristas” con caballeros triunfadores y una terna “muy de Madrid” (los 3 proceden de la Escuela madrileña) para testar el momento de los encastes Albaserrada y Santa Coloma (primos hermanos, pero que ni son igual, ni lo mismo, y de ahí lo atinado de éste encuentro que tendrá dos precedentes fuera de la elección del abonado).


Mi derecho a decidir

Con lo expuesto anteriormente, difícil me lo han puesto.

El abonado tiene ese derecho de una amplia oferta de cinco corridas de toros y una de rejones, obligado sólo a 3 festejos y la novillada de “obligado cumplimiento” con una combinación de gran interés (para más información consultar programa de mano). Siempre pensé que debería estipularse por ley que cualquier abono superior a 3 acontecimiento debiera incluir una novillada para propiciar el fomento del futuro inmediato de La Fiesta.


Más. Ante la disyuntiva que, felizmente, me da quebraderos de cabeza, Plaza1 me lo pone, aún, más espinoso: cualquier espectáculo extra de los 3 obligatorios me bonifica con un 20%. ¿Qué hago? Casi me apunto al abono completo sin que nadie me obligue ni extorsione respetando “mi derecho a decidir”.

Y para ello no ha hecho falta ningún referendo ni una consulta asamblearia. Simplemente que algo está cambiando en la gestión, por mucho que a algunos les sepa a poco o les llegue con la temporada vencida.

San Isidro es una historia, la temporada otra y La Feria de Otoño es la que es y ha sido. Esta de 2017 puede ser una “pica en Flandes” no en su programación (Otoño se inventó hace mucho tiempo) sino en lo más importante: el respeto al abonado y su incentivación para captación de nuevos en base a una amplia oferta cederle su “derecho a decidir” según sus gustos y economía.


Si no entramos en disquisiciones tan banales como utópicas y soñadoras sobre el cómo y por qué en Otoño no estén acarteladas las “figuras” convengamos que en éste 2017 era inverosímil “hacer más con menos”.

Tanto que “el invento” se me antoja pionero y por lo tanto exportable a todas las ferias de España y el mundo, incluidas las plazas de D. Simón y el mismo San Isidro.


Por cierto que la famosa “quiniela” derivando al “derecho a decidir” fue un “experimento” de Taurodelta para San Isidro. Pero la diferencia filosófica entre un abono y otro es tan obvia como abismal.


Otoño, por lo expuesto, es la base si no para nutrir el abono venteño al menos detener la sangría hasta el próximo mayo en que deciden las figuras y no el abonado.

¡Un éxito! Auguro.




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