De Pablo coge aire y Colombo la lía en Colmenar

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MARCO A. HIERRO / FOTOS: LUIS OLMEDO


Una corrida mixta planteaba esta tarde la plaza de toros de Colmenar Viejo. Miguel de Pablo, Ángel Sánchez, Jesús Enrique Colombo y José Aguilera hacían el paseíllo con toros y novillos de Aurelio Hernando.


Un tío era el jabonero que hizo primero, un toro con toda la barba al que lanceó con entrega y con brillo Miguel de Pablo, jugando los brazos y la cintura con mucha solvencia ante la llegada geniudo, pero con empleo. Complicado fue el de Aurelio Hernando en la muleta, a donde llegó con un puyazo de menos y con el ímpetu del genio queriendo remontar al torero. Con la cara por arriba en los finales, obligó a De Pablo a realizar un esfuerzo estéril, porque el gazapeo constante no lo dejó colocar y bastante firme anduvo con lo poco que torea y las dificultades del animal. Lo sorprendió al entrar a matar, pero dejó la espada Miguel y cobró una estocada que le valió para descabellar. Ovación tras aviso.


Lanceó Ángel Sánchez al segundo con una solvencia irregular, alternando verónicas buenas con otras más aceleradas. Y fue ese el principal defecto del madrileño, el aceleramiento que sufrió en varios pasajes de la lidia del noble segundo, que tenía su chispa y su transmisión cuando se le hacían las cosas bien. Sólo una tanda por cada mano tuvieron la templanza y el asiento que demanda el toreo, y entonces rugió la plaza, que se dio cuenta de la diferencia. Tardó en echarse el novillo y en ovación tras aviso se quedó el premio.


Más toreado y más seguro se mostró Colombo en el tercero, exigente pero obediente a los toques, al que tuvo que lidiar el venezolano hasta los medios. Brillante con las banderillas, cuadró en la cara con seguridad y agilidad. Con la muleta supo empujar el brío inicial para intentar que durase más el animal, pero apenas fueron dos tandas las que aguantó sin defenderse. Luego fue soltando la cara ante la firmeza de Colombo, que le supo buscar los terrenos para conformar un trasteo solvente y capaz que marró con la espada y fue premiado con una ovación.


Con mucha solvencia le dejó José Aguilera un manojo de verónicas al que iba a ser sexto y que salió cuarto al correr turno. Tuvo asiento y cadencia el colmenareño, muy metido en la lidia. Pero faltó fondo con la muleta para pegarle más de tres muletazos en las primeras tandas y rodaje para aprovechar la arrancada del jabonero, al que le costaba arrancar pero luego repetía si te quedabas en el sitio. Aún así, firmó Aguilera una serie de mano baja de buena fábrica entre las dudas. Mató de estocada enhebra da y descabello y escuchó silencio.


Al quinto, con cuajo y remate, lo saludó Miguel de Pablo encajado a la verónica, ganando el paso con fe y rematando con una media de rodillas en los mismos medios. Y fue asentada y cabal la faena de muleta, que fue ganando en fondo a medida que se fue confiando Miguel con el animal, obediente pero con ese punto de díscola mansedumbre que le dificultaba la entrega. Se dobló con él el colmenareño y le empujó el ímpetu para que se encelase en el trapo. Citó con sentido, embarcó con fe y trazó como si no hubiera más trazos para entregarse por completo a la obra. En la puerta de chiqueros terminó el manso, y allí se fue De Pablo a ofrecerle la zurda, el pitón menos bueno, a pies juntos y sin nada que perder. Lo mató de un estoconazo desprendido y paseó las dos orejas del jabonero.


Con decisión se fue Ángel Sánchez a saludar al jabonero sexto, un torete que tuvo más brío que ritmo en el capote pero que metió riñón en el caballo en buena pelea. En la muleta se fue templado hasta terminar embiste dos muy despacio, con momentos muy importantes de Ángel Sánchez cuando le cogió el pulso con la mano derecha y le arrastró la bamba por el suelo. También a zurdas hubo pasajes, más de uno en uno en el final de faena, que tuvo altibajos y culminó con una estocada y silencio.


Dejó claras las cosas Colombo de salida con el séptimo, al que recibió con una larga cambiada en el tercio y un manto de verónicas, antes de soplarle chicuelinas de encaje ya pisando terreno de medios. También por chicuelinas galleó el venezolano para colocar al novillo al caballo. Cuatro pares de banderillas colocó el venezolano ante la insistencia del tendido, en un vibrante tercio que hizo levantar a la grada. De rodillas en los medios esperó la llegada del animal, que fue acusando la entrega con el recorrido cada vez más corto, pero con una tremenda calidad para hacer el toreo. Y duración, porque soportó con empleo las tandas a diestras, la exigencia del natural y las poncinas finales, que dejaron las espadas en alto para el tremendo y fulminante estocadón y las dos orejas y el rabo.


Con dos largas cambiadas en el tercio recibió Aguilera al octavo del festejo, y en la segunda de ellas resultó prendido sin consecuencias. Afanoso anduvo con la muleta ante la raspa que hizo sobrero, soso y sin transmisión con un tendido ya frío por la duración y la temperatura. Dejó muletazos con aseo, pero se notó su inactividad y terminó escuchando silencio.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Colmenar Viejo, Madrid. Segunda de feria. Corrida mixta.

Toros y novillos de Aurelio Hernando, geniudo y muy exigente el serio primero, noble y con transmisión el importante segundo, exigente y a menos el tercero, mansito con transmisión y chispa en su repetición el manejable quinto, de humillada y noble embestida el tardo cuarto bis, de templada calidad el buen sexto, de gran clase y bravura el gran séptimo, de vuelta al ruedo, docilón y soso el esmirriado octavo.

Miguel de Pablo, ovación tras aviso y dos orejas.

Ángel Sánchez, ovación tras aviso y silencio.

Jesús Enrique Colombo, ovación y dos orejas y rabo.

José Aguilera, silencio y silencio. 

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