Fortes, cuatro orejas, a hombros con Paquirri en la goyesca de Antequera

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E TRIGO


El Cordobés, ‘Paquirri’ y Fortes, cerraban de forma goyesca, en la tarde de este domingo, la Feria Real de Antequera con un gran ambiente en los tendidos malagueños. Un encierro de Juan Albarrán servía como materia prima ganadera para la ocasión.


El cerrojo de la Feria Real más bien ha sido un cerrojazo. Fortes ha cuajado una sensacional actuación ante un buen lote –extraordinario el sexto- que le ha permitido destapar el toreo que lleva en el interior. Cuatro orejas en una tarde redonda. Ese que mastica cuando se torea al ralentí, cuando se entrena cada día. Así pareció estar el malagueño, entrenando, imaginando la faena en su maduro celebro para después plasmarla en una goyesca de Antequera, que ha recuperado su personalidad y la ilusión de la afición. Jiménez Fortes bordó el toreo ante sus antagonistas. Dos trasteos llenos de despaciosidad, temple, gusto, verticalidad y pasmosa estética. Un toreo completo de elegante interpretación en su muleta. La pañosa del malagueño, bien pudo ser una gubia que talló dos artísticas obras. Se durmió Fortes y durmió su muleta al compás del valor con un toreo muy lento. Tan tranquilo que para saborear sus naturales o derechazos con tanto tiempo de paso, había que tener un corazón de hielo o ser ‘El indurain del toreo’. Y además, convaleciente de su percance en La Malagueta. La inspiración de Saúl bien hubiera sido un nuevo cuadro para Goya.


Dos orejas le cortó Fortes del buen tercero. Cambió la cosa afortunadamente en la bravura que no en el viento. El primero de su lote le dejó expresarse con capote y muleta a pesar de Eolo. Estuvo variado el malagueño con el recibo capotero, intercalando verónicas y chicuelinas ceñidas. Brindó Saúl a un particular y posteriormente llegó el susto. Se sentó en una silla para iniciar en los medios con sabor añejo y tras arrancarse el toro desde el burladero se lo llevó por delante. La silla quedó hecha añicos. Fortes destapó su vertical concepto imprimiendo regusto en su quehacer. Se lo vio más fluido y menos encorsetado, poniendo estética en cada embroque y plástico muletazo. Estuvo más a izquierdas con un toreo de frente, a pies juntos y con los talones para adelante. Jiménez lo embarcó y lo llevó atrás con cadencia y gusto. A derechas ligo las series y templo el viento. Todo ante un colaborador oponente que embistió a saltitos al principio y terminó gateando al final. Estocada arriba y dos orejas. Ante el sexto, sensacional el malagueño que reafirmó todo lo visto en el toro anterior. Jiménez se durmió toreando con excelso gusto y temple. Tan despacio que pareció estar de salón ante un toro noble, con clase, fijeza y bravura. Un toro de los que uno sueña y de los que permiten soñar el toreo. Fortes con reposo, verticalidad y mucho temple configuró una gran obra artística con un toreo sin afecciones ni técnicas. Todo fue sentimiento y pureza en sus muñecas ante el cierraplaza. Estocada de la que sale comprometido y dos orejas para los buenos paladares. Ovación para un toro que merció al menos la vuelta al ruedo.


Rivera Ordóñez ‘Paquirri’ sacó a relucirsu parte paterna con una enrazada actuación ante un par manejable a secas. Francisco estuvo entregado e incluso contrariado porque quería mayor colaboración de sus astados que le negaban las embestidas. Buscó el triunfo y se vació en conseguirlo para despedirse de Antequera como merecían sus galones. Puerta Grande a la raza rondeña. No cambió la cosa en el escenario segundo. Mismos parámetros a la contra y también el título de la película en versión II. Misión imposible de nuevo. Así con todo, Francisco se expresó con decoro con el capote y en la muleta a base de insistir y tirar de su oponente le sacó algunas de mérito a diestras. Su antagonista no quería ir y además miraba todo lo que le rodeaba antes de arrancarse. Espadazo que por sí sólo valía el apéndice ante otro desecho de bravura. Ante el quinto, Francisco se impuso con autoridad, sin fisuras en su planteamiento y toreando con mando. Características que necesitaba su oponente y que Ordóñez se las dio al toro. Hubo mando en el toque y dominio ante un toro con la cara en las nubes que terminó bajando una cuarta. Firmeza para aguantar las dudas de su oponte sin otorgarle ninguna concesión. El de Albarrán radiografiaba al diestro rondeño antes de abrochar las series aunque nunca alargó el cuello. Y además, le puso la barriga de la muleta en el hocico siempre para taparle y engarzar los muletazos. Pinchazo y estocada precedieron a una oreja de peso ante uno de muchas teclas. Se le pidieron dos pero el palco no atendió tal petición.


El Cordobés, se topó con un lote nefasto. Dos toros imposibles para el triunfo. Tan sólo pudo estar voluntarioso ante tan pobrísimo material. Demasiado tiempo estuvo delante de sus animales para la condición que tenían en su interior. Esfuerzo sin recompensa. Misión imposible se puede decir de la lidia del primero. Demasiados 

contratiempos para que aquello tomara vuelo. Aunque por vientos desde luego que sí volaba. Además un toro agarrado al suelo sin querer embestir y cuando lo hacía era con la cara en las nubes. Así, sin toro y con los pulmones de 'Eolo' repletos, ni el que inventó el toreo. Voluntarioso y porfión Manuel para agradar con semejante despropósito de bravura. Palmas. El cuarto fue un toro de corto recorrido en el sincero capote de Díaz. Manuel movió los brazos a verónica sin poder dar salida, puesto que otra vez, apareció el viento y para colmo el viaje del astado fue mínimo. Volvió El Cordobés a tirar de oficio y madurez para construir una faena con cimientos personales. Manuel muleteó por ambos con delicadeza y personalidad a un toro manso de solemnidad. Tuvo mérito el trasteo por contenido y técnica al amarrar a su oponente en la pañosa. El de Albarrán sólo quería irse de allí a toda costa. Para colmo, se puso a la defensiva en la suerte suprema. Palmas.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Antequera, Málaga. Última de feria. Corrida de toros. Casi lleno.

Toros de Juan Albarrán.

Manuel Díaz “El Cordobés”, palmas y palmas.

Francisco Rivera “Paquirri”, oreja y oreja.

Fortes, dos orejas y dos orejas.

Cuadrillas: Destacó la lidia de Cándido Ruiz en el sexto.

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