El magisterio de Pablo y la conexión de Andy se adueñan del Botxo

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Comenzaban las Corridas Generales de Bilbao en la tarde de este sábado con la tradicional corrida de rejones en la arena tiznada de Vista Alegre. En el cartel, un encierro de Capea para Pablo Hermoso de Mendoza, Andy Cartagena y Lea Vicens. Con un minuito de silencio por las víctimas de los atentados de Barcelona comenzó la corrida y la feria.

Y lo hizo con Bailador, un toro apretado y zambombete al que recibió Pablo Hermoso con Napoleón, que se dobló con facilidad y en muy poco espacio con el de Capea. Con Berlín le metió mano al animal, al que logró templar en el galope de costado, con mucha precisión para batir y con seguridad para dejar los pares. Labor de oficio y de sapiencia que continuó con Januca y que, sin embargo, malogró con el acero. Silencio.


Con Cuco inició su labor Andy Cartagena con el segundo, que humilló con brío y con mucha movilidad en el recibo del alicantino en un único rejón de castigo, dejando crudito al animal. Salió con Cupido a banderillear, y se esforzó en templar los arreones que le iba regalando el toro cada vez que veía que podía llegar a la montura. Tuvo mérito el galope alegre con el animal metido bajo el estribo, y las ajustadísimas piruetas que le dejó en la cara. Con el albino Bandera dejó dos banderillas más, con menos ajuste y más gestos ara la galería. También los hubo después de las tres cortas con las que se fue a subir al estribo. Pero pinchó en varias ocasiones, tuvo que descabellar y allí dejó el posible premio.


Al tercero de Capea lo juzgó Lea Vicens con poder para dejarle dos rejones de castigo a lomos del elástico Bach. Y rápidamente sacó la artillería la francesa, porque fue Bético el encargado de meter en cintura en banderillas al toro. Le costó someterlo para clavarlo bajo la grupa, pero le sacó el toro ritmo y galope cuando consiguió cogerle el temple y mantenerlo en carreras largas. Llegó mucho al tendido con el paso español de Bético antes de llegar a la cara para clavar. Pero se fue distrayendo cada vez más el de Capea, y parándose también para complicar la labor de Lea en Banderillas. No decayó la gala en el esfuerzo ni en la generosidad, ni en poner al caballo de rodillas agradeciendo al tendido su calor. Pero no clavó el rejón a la hora de la verdad y quedó sin premio la aseada labor de la rejoneadora.

Con Churumay recibió Pablo al cuarto, al que dejó templado y parado en una perra gorda con el elástico tordo, que apenas necesito dos metros cuadrados para hacerse con el de Capea. Un rejón le dejó el navarro antes de sacar a Disparate para templarle los humos al toro. Liviano en los embroques y en los ajustes en los primeros compases, supo Pablo encelar al animal cambiando los trancos con las hermosinas. Sensacional Hermoso en el toreo de costado de Disparate, que se enroscó al toro bajo el estribo y lo envolvió a dos centímetros sin dejarlo parar. Con Nevado concluyó su labor, con un magnífico par a dos manos que ponía el colofón, junto con el rejonazo final, a una labor en la que sacó Matías los dos pañuelos del tirón. Dos orejas.


También Andy desorejó al segundo de su lote, un toro con calidad al que supo ajustarle los embroques en banderillas y llegar al tendido con las batidas espectaculares a lomos del espectacular apaloosa. Muy metido siempre en la labor, ajustó mucho los terrenos para dejar el carrusel de cortas con mucho ritmo y rematar con un rejonazo una faena siempre presidida por el temple y el ritmo.


Cerró la tarde Lea Vicens cortándole una oreja de peso al sexto, un toro de Capea que siempre le quiso embestir a las cabalgaduras pero que le sacó cierta exigencia para templar las acometidas. Fue con Bético, su caballo estrella, con el que consiguió los mejores pasajes de una faena que remató con suficiencia con Espontáneo, después de dejarle un ajustado carrusel de cortas al animal.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Vista Alegre. Primera de las Corridas Generales. Corrida de rejones.

Seis toros de Capea. Muy a menos en fondo y raza el primero; con movilidad y acometividad el brioso segundo; mansurrón pero con ritmo y tranco el tercero; con celo y fijeza el rítmico y noble cuarto;

Pablo Hermoso de Mendoza, silencio y dos orejas.

Andy Cartagena, silencio y dos orejas.

Lea Vicens, silencio y oreja.

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