Morenito templa el triunfo y Ureña lo acompaña al natural en Cantalejo

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MARCO A. HIERRO / FOTOS: LUIS SANZ


Curro Díaz, Morenito de Aranda y Paco Ureña trenzaban el paseíllo en la tarde de este viernes para la segunda de feria de la localidad segoviana de Cantalejo. Se lidiaba un encierro con el hierro de José Cruz.

Un tío de cualquier plaza era el basto primero, que embistió tan basto como auguraban sus hechuras en el capote de Curro Díaz, que partió por la mitad en una colada como el que corta mantequilla. Pero supo esperarle Curro en la muleta el costoso primer tramo de muletazos tras el torero inicio de doblo es, empujando siempre el viaje corto del animal. Hubo relajo y hasta desmayo en una serie de tres y el de pecho, lo que tenía el animal, pero lo tenía siempre. Lo mató de una estocada contundente para pasear una oreja.


El segundo, de igual volumen pero más abierto de palas, se desplazó en las verónicas suaves de Morenito hasta que metió los pitones en el suelo, evidenciando siempre la fuerza muy justa. Y así se comportó en la muleta, con el animal caminando tontorrón más que embistiendo a la muleta de un Moreno que le dio importancia y le compuso como si fuera bueno. Le cogió el aire al cite con el vuelo y la la llegada dormida y sin clase para dejarle naturales de muy buen aire, siempre construidos, porque ni uno regaló el toro. Se puso gazapón para entrar a matar y dejó un pinchazo Jesús antes de una estocada contraria que sólo dio para una ovación tras aviso.


Muy bruto se comportó el tercero, amplio de pechos y generoso de badana. Un tío que se lió a puñetazos con el capote de Paco Ureña, que lo bregó hasta los medios por todo saludo. Pero fue complicado y hasta se puso peligroso por bruto en la muleta, con la que Ureña fue más generoso de la cuenta y anduvo en la cara más tiempo de lo que merecía el toro. Se puso complicadisimo para matar y se fue Paco con silencio tras aviso.


El cuarto, que enseñaba las puntas por delante, fue más altón y más feo, y le faltó empleo en el percal con que apenas dos verónicas le dejó Curro Díaz. Pero rompió el animal en el inicio de muleta, en el que supo Curro empujarlo por abajo, pero sobresalió con la mano derecha, por donde llegaron los muletazos más sentidos del jiennense, que tuvo gusto para cuajar a un toro que pinchó en un principio, se lastimó la mano y pasó un quinario para despenarlo. Se fue a la enfermería tras escuchar silencio tras aviso.


El quinto, tal vez el mejor hecho de la corrida, no se entregó en el capote de Morenito, y terminó parado antes de que remata se. Pero tuvo fondo en la muleta para acometer a la muleta de un Morenito que siempre estuvo metido en la faena. Trazó con templado gusto con la diestra y tuvo paciencia para colocarse a zurdas y desgranarle los naturales de uno en uno. Se quedó con valor en la cara generosa del animal en los finales de tanda y lo mató de una estocada al encuentro que facilitó las dos orejas.


El sexto tuvo más nobleza y más empleo en el saludo a la verónica con que Ureña se metió en faena levantando al tendido. Y fue, tal vez, el de mejor desliz del encierro, permitiendo a Ureña construirle para terminar soplandole muletazos de tremenda largura. Sincero en la colocación y confiando mucho en su trazo, supo hacer el toreo despacio, sin prisa, saboreando cada arrancada. Lo mató de una estocada y le cortó las dos orejas.


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Cantalejo, Segovia. Segunda de feria. Corrida de toros. Media plaza.

Seis toros de José Cruz, basto y bruto el soso primero, deslucido y gazapón el pasador segundo, bruto y complicado el amplio tercero, de buen aire y poca duración el cuarto, obediente y con fondo el amplio quinto, con desliz y calidad el sexto.

Curro Díaz, oreja y silencio tras aviso.

Morenito de Aranda, ovación tras aviso y dos orejas.

Paco Ureña, silencio tras aviso y dos orejas. 

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