Urdiales, a hombros en Alfaro

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Juan José Padilla, Diego Urdiales y José Garrido hacían el paseíllo en la tarde de este miércoles 16 de agosto en la localidad riojana de Alfaro para su tradicional corrida de toros dentro de sus fiestas. Un encierro de Alcurrucén era la materia prima ganadera para la ocasión.


Tenía poco recorrido el que abría plaza al que Padilla saludó con templadas verónicas y puso banderillas sin mayor brillantez. A la muleta llegó sin resuello y el jerezano entresacó algún derechazo intentando alargar las mortecinas embestidas. Medio espadazo fue suficiente y hubo silencio. Buen toro el cuarto al que Padilla, que rehusó banderillear, cortó una oreja tras faena animosa y festiva rematada de espadazo efectivo.


La modélica faena de Diego Urdiales al segundo de la tarde quedó emborronada por la defectuosa colocación de la espada, con asome incluido y lugo todo se complicó con el descabello. Pero todo ello no debe ocultar una faena de gran poso y torería en la que el arnedano cuajó tandas sensacionales al natural, encajado de riñones y tirando de las embestidas con templanza y largura. Por eso y pese al desacierto con los aceros y los dos avisos, el público le sacó a saludar una cerrada ovación.


Una oreja que hubieran sido dos de no pinchar en el primer envite ha cortado José Garrido al tercero de Alcurrucén de tan buenas hechuras como comportamiento. Acompadas verónicas de recibo y faena de muleta compacta y de gran nivel por los dos pitones. El extremeño encontró rápido la distancia, ni mucha ni poca, y ligó las series, asentado de plantas, firme el pulso y largo el trazo. Oreja con aviso.


Dos orejas como dos soles ha cortado Diego Urdiales al quinto de Alcurrucén después de una faena degustada como se saborean los grandes vinos de esta tierra. A Urdiales no van a aburrirle los tejemanejes del sistema y los aficionados están ahí para hacérselo saber, si falta hiciera. Con torería inició una faena construida poco a poco, con toque fijador en las primeras series en redondo y luego, ya, el prodigio del natural. Toreo excelso, de firmeza y dulzura, cintura quebrada, muñecas rotas y corazón entregado. Sí, en tiempos de desazón, Diego Urdiales ha vuelto a alzar la voz bajando la mano. En Alfaro, rodeado de viñedos que ofrecen su fruto para goce del paladar y alegrar la vida de las gentes. Tal que el toreo de Diego Urdiales.


Toro manejable el que cerró festejo que ha permitido a José Garrido torearlo por ambos pitones con suficiencia y ligazón, en tandas largas con ciertos altibajos. Un pinchazo previo a la estocada tendidilla y los descabellos sumados al aviso dejó la cosa en ovación


FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Alfaro, La Rioja. Corrida de toros. Más de tres cuartos de plaza.

Toros de Alcurrucén.

Juan José Padilla, silencio y oreja.

Diego Urdiales, ovación tras dos avisos y dos orejas.

José Garrido, oreja tras aviso y ovación. 

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