Toros a mogollón Y entre tanto cuerno y sangre, supuestamente, brava ha pasado desapercibida, a lo que se niega LA DIVISA, la ausencia de dos ferias: la de La Virgen Blanca en Vitoria y la de María Pita en La Coruña

La Virgen Blanca, María Pita, el sector y la FTL

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EDITORIAL Programa LA DIVSA del 14 de agosto de 2017

PEDRO J. CÁCERES




La Virgen Blanca, María Pita, el sector y la FTL


Toros a mogollón. Al menos eso parece. Y, por otro lado, es lo propio cuando llega agosto y España es una fiesta. Una fiesta que, sin toros, no hace mucho, no se entendería en cualquier capital o pueblo de esta “piel de toro” salvo las excepciones que confirman la regla.



Toros en España, Francia y Portugal. Por supuesto en Andalucía, las dos Castillas, Extremadura, Valencia, Región de Murcia etc. Y en Navarra y La Rioja, pero también en Galicia, País Vasco, Asturias, Aragón. En Francia desde Las Landas hasta La Camarga. Unos ciclos más largos, otros más cortos; unas ferias consolidadas y otras cogidas con alfileres, pero al fin y al cabo toros en la piel de toro y más allá de los Pirineos.



Entre tanto cuerno y sangre, supuestamente, brava ha pasado desapercibida, a lo que se niega LA DIVISA, la ausencia de dos ferias que no hace mucho tenían su prestigio por la solera de sus aficiones, incluso con vacíos de muchos años, y el caché dentro del sector : la de La Virgen Blanca en Vitoria y la de María Pita en La Coruña citas ineludibles en agosto antes y después, caso de La Coruña, pese a estar muchos años en stand by y que curiosamente reanudó actividad al albur de la construcción de un muy singular coliseo y ¡ojo al dato! -que diría el clásico- impulsado –el coso y la feria taurina- por un alcalde socialista: Paco Vázquez.

Claro que aquel PSOE no tenía nada que ver, en toros y todo, con esta cobaya de proyecto político que es el socialismo sanchista con la cuchara entregada a Podemos y sus confluencias incluidas las mareas.



Más de lo mismo en Vitoria donde a los radicales se unen nacionalistas y batasunos abusando del débil cuando se la envainan, no sólo en Bilbao y Donosti, sino también en Azpeitia, por ejemplo.



Con todo y con ello, los toros no están prohibidos ni en Euskadi ni en Galicia (ahí está la feria de Pontevedra). Y si es cierto que los respectivos ayuntamientos ponen todo tipo de trabas no lo es menos que el sector no ha movido un dedo mancomunadamente para no dejar sin sus tradiciones taurinas a Vitoria y La Coruña. A penas escarceos y juegos del escondite de alguna empresa de postín y otros de medio pelo, por no hablar de las últimas gestiones. No, Vitoria y La Coruña necesitaban de una operación “Fuenteovejuna” y no balbuceos de “Juanpalomo”.



Esa orfandad del taurinismo militante es lo verdaderamente criticable incidiendo sobremanera en la pomposa FTL (Fundación Toro de Lidia) que, al parecer, sólo se ocupa de pagar suculentas minutas a un despacho de abogados para la defensa jurídica de los ataques antitaurinos sin tener en cuenta que la mejor defensa es un buen ataque y que la mejor forma de defender la Fiesta es enseñarla y a partir de ahí protegerla. Y por supuesto luchar, si es preciso en cooperativa de figuras que tiren del público, que es lo que asusta a los políticos, por aquellas plazas y ferias tradicionales.





No, profesionales del toro, no; victimismos los justos. Señores de la FTL pónganse a trabajar, que es compatible con jugar a remedar de Perry Mason.



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