Iván Vicente: "Todo dependía de ayer y estoy tranquilo porque Madrid supo ver una vez más mi toreo"

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Fue ayer en Madrid cuando Iván Vicente volvió a cortar una oreja en la primera plaza del mundo. No tiene la repercusión de San Isidro, pero tampoco es que esta oreja pase desapercibida. Buenas noches.


Buenas noches.


¿Qué número de oreja suma de las que has cortado en Madrid?


En total creo que es la quinta.


Un Iván Vicente que nunca falla. Falló la empresa, porque tenía que haber caído en San Isidro.


Pues sí. Todo lo que se hace dentro de la feria tiene más repercusión por muchos motivos. Por los medios en general. Desgraciadamente no tuve cabida en el ciclo, pero por otro lado soy un afortunado de estar acartelado en esa corrida de ayer. Ahora estoy contento con la actuación y como bien dices deseando de que sirva.


Antes en Madrid con una vuelta al ruedo se daba una vuelta a España. Ahora todo ha cambiado. Dar da poco y quita mucho.


Me considero joven, pero lo he llegado a vivir. La primera oreja que corté en Madrid fue un mes de marzo de 2002 y aun así me abrió puertas de ferias y toreé. Últimamente no ha tenido la repercusión que debería. Estamos hablando de la primera plaza del mundo y todo lo que se hace ahí tendría que tener recompensa. Estamos viviendo unos momentos en los que esto está así montado y no te dan paso en ferias que deberían. Tenemos casos muy recientes de toreros que han triunfado tarde a tarde y los vemos fuera de los carteles de los mismos pueblos.


Eso, al menos, regionalmente debería de servir.


Debería. Por aquí por la zona, por la sierra, siempre hay ferias importantes, como Sanse o Colmenar. Siempre mi actuación ha servido para abrirme paso y dejarme hueco en esas ferias, esperemos que vuelva a ser así y tomen nota las empresas de Madrid o de Murcia para que me den hueco y continuidad.


La oreja de ayer, ¿qué tiene de especial sobre otras cortadas anteriormente?


Tiene mucha importancia por muchos motivos. Me encuentro en un momento bueno, bonito, estoy a gusto conmigo mismo, pero hasta llegar a este estado he pasado otros momentos peores, tanto profesional como personalmente. Y estar sin torear dos años sin vestirme de luces, como sabes. Todo ese tiempo, todos esos sinsabores, esas experiencias me han hecho madurar, ver las cosas y afrontar mi profesión de distinta forma. Ahora, con la madurez, el tiempo te da la razón y salgo a la plaza a disfrutar. Después de haber pasado todo eso, que la gente que me conoce sabe de lo que hablo, ayer era clave.


El recurso de muchos toreros se basa, después de tiempo y de aguantar estas injustas circunstancias, es no fallar nunca en plazas importantes como Madrid, ¿es la afición?


Sí, entre otras muchas cosas. Sin eso sería impensable e imposible. Afición y creer en uno mismo, en sus posibilidades. Sensatez, porque al final esta profesión está llena de insensatos. Uno tiene que ser real con uno mismo, ver cómo están las cosas y a partir de ahí actuar. Mucha afición, no desfallecer e intentar alimentarte con el más mínimo aliciente para no abandonar.


Una oreja en Madrid sirve para subir otro escalón y estar en la feria de Otoño, pero tal como están las cosas, ¿con qué inquietudes vive esta situación un torero que acaba de triunfar?


Madrid no deja de ser para toreros y novilleros en mi situación el único escaparate para relanzar nuestras carreras. Si se llega a cortar temporada, hubiese sido una noticia de las más dramáticas que hubiésemos escuchado. Es cerrar la vía por la que tuvimos que pasar todos para que salgan futuros toreros y cada uno vaya mostrando su momento en la primera plaza del mundo.


Hablábamos a primera hora del programa con Fundi, que es una generación más antigua. Tú fuiste aventajado de la escuela de Madrid. Hemos hablado del maestro Gregorio Sánchez, ¿estaba aún de director de la Escuela en tu época?


Sí, cuando estuve en la escuela del 95 al 98 era el director y no impartía clases pero iba constantemente. Lo he tenido muy cerca.


Era un hombre implacable que os hacía llegar a la excelencia como hombres y como toreros a través de la exigencia, ¿recuerdas algún pasaje?


Recuerdo anécdotas mil. El maestro tenía una personalidad arrolladora. Nosotros entramos en la escuela siendo niños, con 13 años. Tener enfrente a una persona así te hace madurar en tiempo récord. Era así y te hablaba de torero a torero, con una exigencia máxima que al final también es lo que nos ha hecho a muchos desarrollar lo que llevamos dentro y lo que nos ha transmitido: el toreo, la seriedad, andar en la vida y en la plaza por derecho.


Proyectos por delante. Supongo que a esperar al teléfono.


Teléfono cargado con la batería a tope y a esperar por si llaman. Ojalá. Parece una frase hecha, que de hecho lo es, pero ya son varias orejas y tiene que tener su recompensa. Si no, no valdría la pena luchar y prepararte, que lleguen las cosas y salgan y te den un aliciente. Es tener continuidad para seguir demostrando esto.



Ahí queda un grito de justicia que no es solamente una charla con un amigo, sino que queda esa reivindicación. 

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