El Fundi: "Creo que estuve a la altura de Istres y de esa afición francesa que tanto me ha dado"

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Otro de los acontecimientos de esta semana lo protagonizó en Francia, en Istres, José Pedro Prados El Fundi. La sorpresa de este año era la vuelta al menos por un día del maestro. Lo hizo rebosando la plaza de alegría, reverdeciendo laureles con Ponce y Bautista. En el segundo se entretuvo en cortarle las orejas.


Buenas noches.


Qué lástima no poder estar ahí. Estoy perfectamente enterado. Te tengo que dar la enhorabuena que ya te di por anticipado, ¿cómo fue la experiencia desde las vísperas? Ese hormigueo, el no comer a mediodía.


Lo sentí de una manera más especial. Quieras o no, no estabas ya acostumbrado a eso. Cuando se iba acercando la feria, las ilusiones y los miedos iban pesando. Uno pensaba que interiormente que aunque uno está preparado para volver, uno empieza a ver los pros y los contras y todo pesa mucho. Al final el toro salió.


Hasta que salió el primer toro.


No empezó la cosa bien, porque el toro salió descoordinado. Lo pude hilvanar y torearlo sobre los pies, y cortar una oreja. El toro acrecentaba esa responsabilidad y esa presión. El segundo no fue fácil e hice un esfuerzo grande porque aquello no se fuese. Llegué al máximo para que la gente que era el Fundi de siempre y lo maté de una gran estocada. Quería salir en triunfo y querer demostrar que estaba ahí y quería demostrar lo que había sido durante toda la carrera. Me alegré por mi familia, por mis amigos… salí muy contento, acompañé a hombros a mis compañeros que estuvieron genial.


¿Supo distinta esa salida a hombros?


Sí, me supo distinta porque no fue fácil. Quería ya saborear el triunfo. Ya que no pude saborear el toreo despacio, sí quería saborear el triunfo y la gente que se había desplazado hasta allí. Sabe distinto porque todo el mundo estaba conmigo. Cuando estás en la vorágine es otra cosa distinto, sabes que tienes otro día después para arreglarlo. Pero en este caso era el día. No va a haber otro.


Lo de no va a haber otro lo has dicho contundentemente.


No digo nunca jamás, pero la preparación de ayer fue dura, ha sido difícil. Hubo un momento en el que creía que no me estaba esforzando al máximo. Después de lo que ha pasado la última semana con Fandiño he pensado mucho en mi familia, y eso pesa al salir a torear y ver que los toros cogen y que matan. Eso pesa. Tengo cincuenta años y dos hijos que saben de qué va el tema. Tiene que ser algo que me motive mucho para tener otro día como el de ayer.


Termino recordando al maestro Gregorio Sánchez. Ha formado a tantos y tantos toreros que abastecían al toreo. Vienes de la factoría Martín Arranz, pero ¿Gregorio estaba ya en la escuela?



Claro, él se incorpora a la escuela como profesor y luego es director mucho después. Tengo grandes recuerdos de su seriedad, con ese toreo castellano pero entrañable. Su forma de enseñar, su toreo… una vez le pegó a una trinchera, ya de mayor, y fue una lección de las que se te quedan grabadas para toda la vida. Su forma de hablar, de contar las cosas… tengo grandes recuerdos de Gregorio. 


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