Segundo toro de Garcigrande para Ponce. Oreja para el valenciano despues de un faenón

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“Libertino”, número 50, se llamaba el segundo, con 618 kilos, más bajo que el toro anterior. Genial fue el saludo de Enrique Ponce a la verónica al animal. Tras probarlo con gusto por ambas manos y ver que salía suelto, acompañó perfectamente para sacárselo a los medios con gran sutileza. Manuel Quinta ejecutó el primer puyazo. Me quedo con sensaciones agridulces. El toro quería hacerlo, pero al final no rompió. Era un toro de Madrid. Por chicuelinas con máximo temple fue el quite de Enrique Ponce, rompiéndose el público a aplaudir por su manejo de la seda. Medido fue el segundo puyazo de Quinta. Se echó David Mora el capote a la espalda para torear con el envés por gaoneras al de Domingo Hernández. Lidió Jocho al animal, ante un efectivo par en primer lugar Mariano de la Viña que completó con un fácil tercero, aunque dejó en este último sólo uno de los pares. Después de la devolución de trastos, lo templó muchísimo en un torero inicio de faena que ya puso en aviso a Madrid. Vertical y desmayado, tras el prólogo, fue el toreo de Enrique Ponce, que encadenó y ligó con cadencia y compás los muletazos por la mano derecha. A media altura fue la segunda parte del trasteo, en el que el toro cogió un punto más de sentido. Extraordinario fue el epílogo de trasteo, en el que el torero de Chiva se lo pasó genuflexo por bajo destacando un muletazo larguísimo en cambio de mano. Un metisaca previo a un estoconazo. Oreja. 

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