El momento de madurez y torería que atraviesan garantizan un espectáculo “autorizado para todos los públicos” … y no solo de pueblos. Sevilla, con su variante Fandi, y Madrid han sido testigos.

Un cartel para todas las ferias

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EDITORIAL / Programa "La Divisa" del 22 de mayo 2017

PEDRO J. CÁCERES




Un cartel para todas las ferias


Corría el año 81, creo que el 31 de mayo, cuando Alfonso Navalón tituló su crónica, con amplios caracteres, “un cartel para las ferias”.

Era el día después de la confirmación de Morenito de Maracay con Esplá de padrino y Nimeño II de testigo.

Aquel gran espectáculo de tres toreros que banderilleaban fue el inicio de varios años de turné por todos los cosos de España, Francia y América cosechando éxito tras éxito.



A dicha terna le habían precedido otras, clásicas, pero al que la condición de figuras de aquella época de sus integrantes no se les aplicaba el calificativo peyorativo de “cartel de banderilleros”; me refiero a la formada por Teruel, Paquirri y Paco Alcalde.



Posteriormente la llegada de Mendes y El Soro hizo que los empresarios tuvieran varias combinaciones hasta el memorable de Esplá con el portugués y el valenciano.

Era, junto con los rejoneadores, el espectáculo más rentable de las ferias.

Incluso muchas se salvaban con ellos: por la asequibilidad de honorarios, por los llenos y por la ausencia de mimo en cuanto al ganado a lidiar, baratito (engordar para morir).

Luego ha habido más de donde ir tirando pero no con el tirón del “Esplá, Mendes y El Soro”.



Toreros que no tenían el estatus de figuras pero imprescindibles en todas las ferias y que, cada uno con su registro, con el paso del tiempo se les ha reconocido su condición de extraordinarios toreros, en todo; no sólo como banderilleros donde fraguaban el nudo de su espectáculo.



Tras unos años de ayuno de tal cartel, el emerger de Ferrera y posteriormente El Fandi, con entonces Padilla, Fundi etc. se iban haciendo combinaciones, pero no se estandarizaba un cartel tipo de “banderilleros”.


Las desavenencias de Fandi y Ferrera en una corrida de la feria de La Peregrina (Pontevedra) dio al traste con una pareja muy atractiva que a poco hubiera durado, seguro, hubiese sido complementada con otro compañero de similar relieve y características.



Hasta hoy, y sobretodo hasta el domingo, en que con toro medio o toro de cuarto y mitad Padilla, Ferrera y Escribano salvaron un espectáculo condenado al fracaso y además llevaron gente: más de 20.000 personas en un domingo y con la competencia del final de la liga de futbol.

No sé si a estas alturas de sus carreras y por aquello de lo denostado del término “cartel de banderilleros” van a querer oficializar un cartel de tremendo interés o van a querer ir por libre.

Pero son los empresarios los que deben no solo confeccionar la terna sino motivarlos en honorarios, pero sobre todo en corridas de garantías para poder desarrollar su espectáculo total.

Un espectáculo no para las ferias como titulaba el crítico salmantino sino para TODAS: grandes, medianas, pequeñas, etc.

Y es que el momento de madurez y torería que atraviesan garantizan un espectáculo “autorizado para todos los públicos” … y no solo de pueblos. Sevilla, con su variante, y Madrid han sido testigos.

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