Sexto toro de Victorino para Ureña. Silencio ante un animal deslucido

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Ureña planteó un metraje sin balas. El sexto tuvo una embestida entregada y con recorrido en el quite de Ferrera. Un astado que pedía distancias y no atosigamientos que fue lo que se encontró el Victorino. El murciano se arrimó mucho, se jugó el tipo y buscó imponer su criterio en cercanías pero ahí la cosa iba de pasar paquete. En un derrote el cierraplaza lo volteó por la pantorrilla y apunto de calarlo grave. Ureña no acertó con las distancias ante el sexto que mostró alegría con más amplitud de terrenos. El quehacer del sexto no tuvo eco en una corrida normal de abono, pero especial en todo, hasta en su duración con tres horas exactas. Y es que Victorino cuando viene a Sevilla hace que la Maestranza viva una jornada diferente.

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