Y volvimos a ver el pozo negro de la dejadez en Vitoria

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


El hombre es el único animal del universo que tropieza dos veces en la misma piedra. Y en el toreo tres. Ocurrió en Barcelona. Volvió a pasar en La Coruña. Va camino de suceder de nuevo en Vitoria. Y la última es la mejor: ha ocurrido entre la dejadez empresarial.


Cinco empresarios en UTE han pretendido sin éxito presentarse a un concurso en el que el Ayuntamiento no ha cogido ni el teléfono, lo más básico. Ramón Calderón, Agustín Trapero, Raúl Montero, Félix Fernández y Pepe Flores, ahí los nombres de quienes han ido a salvar el Iradier Arena de la irresponsabilidad política y les han dado con la puerta en los morros. Que el pliego era inamovible, decían desde el Ayuntamiento. E inexplicable decimos desde el sector, porque tampoco se han dignado a desgranar y exponer los gastos: ¿en qué cabeza cabe que la filarmónica de Vitoria cobre 12.000 euros por sus actuaciones en la Feria? Pues lo exigía el pliego del totalitarismo consistorial.


Amenazan con volver, si les dejan. A Vitoria y a donde haga falta: “Nuestra idea es gestionar alguna plaza de toros más la próxima temporada, además de apoderar a alguno de los toreros importantes del escalafón”. Veremos qué ocurre y si esta unión de uno de los personajes más conocidos de la sociedad, uno de los empresarios con mayor particularidad en el toreo y tres empresarios con hambre en arreglar el sistema taurómaco fructifica.


Los que también amenazan con volver son el dúo Mariano Jiménez-José Ignacio Ramos. La semana que viene irán a hablar con el Ayuntamiento, que sorpresivamente les ha asegurado que les atenderá. “Queremos hablar, si es posible, con el Ayuntamiento la próxima semana, algo que ya hemos intentado concretar y esperemos que así sea, tal y como nos han asegurado”.


Por si fuera poco, la Fundación Toro de Lidia no está a la altura de su base comunicativa y no hace nada para, al menos, dar un motivo de esperanza en la capital alavesa. Ni siquiera para desmentir todas las informaciones antitaurinas con las que se han levantado los vascos esta mañana afirmando que el concurso quedaría desierto por dejadez del sector taurino. No era así: era por abrasamiento al empresario con 30.000 euros en gastos iniciales y 60.000 de aval. Las cosas claras. Como no las han tenido los medios hoy y como nadie a esta hora se ha dignado desmentir.


Encima, uno de sus padrinos, Carlos Núñez, desespera en la esperanza que teníamos en la acción de la Fundación para con esta plaza en alerta: “Nos encantaría tener una varita mágica, pero no podemos hacer nada con Vitoria. Por supuesto que sentimos con dolor el tema pero desgraciadamente no podemos hacer nada, no tenemos capacidad para influir política y sectorialmente. Acometer con éxito una solución de futuro no está en nuestra mano”. Es como un cóctel de despedida al infierno. Como una elegante cena antes de la ejecución matutina.



El toreo ha perdido hoy la batalla de Vitoria. La guerra está ahora en manos del Consistorio, que si es bueno revisará el pliego o negociará con los interesados; si es malo, se cargará la Feria porque entenderá que la ilusión de emprendimiento está desertificada en el toreo. Una auténtica lástima. Una desdichada vergüenza. 


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