​Ni lo sé ni me importa

El viernes se despejarán las dudas, si es que a alguien le interesa, sobre quien será el próximo empresario de Las Ventas.

Es el día en que se abren los sobres que contiene las ofertas “objetivables”; ¡vamos “la pasta” por encima de los mínimos para ganar la SUBASTA!

Con todo y con ello, a la basura de pliego, la lectura que se puede hacer del seguimiento, a cinco días vista, por sector, prensa y asociacionismo es desalentadora, tanto como dicho pliego, para el futuro, no ya de Madrid, si no de La Fiesta,

Veamos:

Aunque en los últimos tiempos se le han echado pocas cuentas al os concurso por la gestión por las ventas. Los últimos, los de Uranga-Simón Casas, tuvieron algo de vida, pero este de 2016 cuyo plazo de presentación de datos expiró el pasado día 7 está pasando desapercibido. Más bien ignorado, ninguneado.

Ni durante el periodo de publicación, en el que pocos medios se hicieron eco de lo perverso del pliego, LA DIVISA es una de esas excepciones, y ni siquiera a raíz de la devolución de los empresarios a través de ANOET invitando a la Comunidad a rectificar el pliego por intervencionista y subastero.

Así se llegó al pasado miércoles, entre la indiferencia y el conformismo de que todo llegaría igual.

Sólo Taurodelta estaría por la labor, y como manifiesto Martínez Uranga, asumiendo los mínimos. Hacer de la necesidad, virtud. Por encima de las legítimas alianzas que nos devuelven a tiempos pasados de monopolio gobernante.

El que a última hora se presentara Simón Casas añade un plus de motivación mayor que tampoco está teniendo eco ni análisis de sus consecuencias.

La rivalidad y competencia es sana en cualquier momento y sector, pero sobre una base de posibilismo económico y opciones para todos. Y a la hora de ofrecer programación, a quien Dios se la dé, San Pedro se lo bendiga.

En este caso, las presentaciones de dos ofertas nos instalan en la certidumbre de lo que debería ser un concurso de ideas, se va a quedar en subasta pura y dura.

Quedan pocos días para comprobarlo.

El hecho es de por sí suficientemente grave como para que el sector, los medios, las asociaciones de abonados, hubieran reaccionado incluso pidiendo cabezas y responsabilizando a Cifuentes. No ha sido así.

Por ser grave, donde poner un No hay Billetes en plazas de más de 10000 asientos hay que fiarlo a un torero de no más de cinco tardes y que Madrid debe ser el eje de la regeneración de los toros se pudiera convertir en una plaza de gestión economicista en promoción y progreso innovador.

Hasta ahora, es mucho más de la vertiente sin freno por la que se despeña esta tauromaquia del siglo XXI si nos atenemos al a total indiferencia que este concurso y su desarrollo está teniendo.

Con los hechos delatados, preguntas a profesionales o aficionados, y unos de una manera y otras de otra, sacas la misma conclusión: ni lo sé ni me interesa.

Malo no, lo siguiente.