Cuarto toro de Adolfo para Castella.- Toro más de público por movilidad, pero informal al que Castella puso serenidad y profesionalidad.

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Cuarto toro de Adolfo para Castella.- Toro más de público por movilidad, pero informal al que Castella puso serenidad y profesionalidad.

el cuarto de la tarde, que no tuvo especial entrega en el percal, pero al que lució Castella en varas un poquito más largo en la colocación, ordenando al caballo que se fuera a la puerta de los Cónsules, hasta donde se fue con alegría desde los medios entre la ovación del público. Gran puyazo, además. En la muleta no sirvió el animal, no por acusar los tres puyazos -que lo hizo- sino porque no tuvo fondo para irse del embroque hacia adelante. Se quedó debajo del trapo, perdió las manos y demostró informalidad y falta de empleo. Pero no desistió Sebastián, que tiró de pulso supremo para torear muy despacio la arrancada caminando con firme diestra templada. Sueve pero firme en el embarque, templadísimo en el trazo y mandón para vaciar la embestida mucho más allá de donde quería el de Adolfo. Tal vez se excedió en el metraje y sonó el aviso justo cuando dejaba una estocada contraria. Esta vez sí acertó con la cruceta el francés, pero no dio más que para saludar una ovación.

Ovación.


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