Primer toro de Adolfo para Castella.- No rompió el toro y Castella, dosificándose, cumplió estando por encima.

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Primer toro de Adolfo para Castella.- No rompió el toro y Castella, dosificándose, cumplió estando por encima.



De importante reata venía el Baratero que abrió plaza, entipado y generoso de palas pero escaso de perfil, con los pitones apuntando al cielo y la humillación de viaje corto acusada en el percal de Castella, que interpretó la verónica de brazo recto con mucha personalidad. Con muchísima suavidad bregó Morenito de Arles y brillante anduvo Antonio Chacón en banderillas. Mucha serenidad tuvo Sebastián con la muleta, porque siempre pensó que el fondo del cardeno iba a dar para más. Hubo muletazos buenos con la mano derecha, templado siempre en las formas, parsimonioso el francés, pero nunca la conjunción necesaria para que rompiese el trasteo. No había raza en el toro para ligar las tandas. Incluso a zurdas, por donde buscó Castella las sensaciones de Madrid, se entregó más el galo que que animal. Entre el molesto viento entró a matar sin suerte para escuchar silencio.

SILENCIO

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