"Pagador” número 36 era el sexto novillo de la tarde, al que Alfonso Cadaval saludó por verónicas con más voluntad que pulcritud. Con la cara por las nubes fue el animal, que iba dormidito en su embestida y era de pasar paquete. No decía absolutamente nada el deslucido de Guadaira, al que le intentó poner gusto sin fruto final Cadaval. Fue silenciado.
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