Pablo Aguado, silencio con el segundo de José Cruz

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Con mucha suavidad y hasta mimo se condujo Pablo Aguado con el castaño segundo, que tuvo voluntad de embestir y humilló en el quite por chicuelinas del sevillano. Al pico de la paleta se fue el segundo puyazo, lo que hizo sangrar mucho al de José Cruz. Mucho más ceñido que limpio fue el quite de Luis David Adame, que dio con los huesos del castaño en el suelo. Pero no le aguantó el animal en la muleta a las formas compuestas y pulcras del buen torero sevillano. Tuvo suavidad el trasteo, tuvo limpieza y tuvo calidad, dada la calidad que el feble animal mostraba en la embestida, pero faltó la conexión por lo aplomado del utrero. No anduvo acertado con la espada Aguado y el silencio fue la valoración de una labor mucho más valiosa.

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