en Illumbe El Juli asumió, ante el toro, un protagonismo que desde que se anunciara el festejo, fuera del toro, encarnaba José Tomás. Y el maestro de Chiva, en Gijón, se encargó de dictar otra lección magistral de tauromaquia, y van unas pocas en este año, 27ª temporada de matador de toros.

Ponce y Juli la edad de “platino” del toreo

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EDITORIAL PROGRAMA LA DIVISA DEL 15.08.2016


Ponce y Juli la edad de “platino” del toreo



En el ecuador de agosto, cuando las taleguillas quedan amplias para ajustes de mozos de espadas, las caras se afilan en exceso y la coló muda cada vez más a blanco de cal, Enrique Ponce y El Juli, más de 45 años de alternativa entre los dos, no es que se relajen parapetados en impecable historial sino que cuando aprieta la temporada tiran del carro sin miramientos ante figuras consolidadas o la joven guardia torera que está sirviendo de revulsivo, incluso, como ayer en Illumbe El Juli asumió, ante el toro, un protagonismo que desde que se anunciara el festejo, fuera del toro, encarnaba José Tomás.


Y el maestro de Chiva, en Gijón, se encargó de dictar otra lección magistral de tauromaquia, y van unas pocas en este año, 27ª temporada de matador de toros.



Aguantan el tirón López Simón, líder del escalafón y Roca Rey, grandes espejos para otros compañeros, unos con años de alternativa pero sin haberles llegado el turno y otros recién alternativados que ven con envidia sana la cantidad de festejos del peruano.



Pero en estos días de crónicas agobiante por cantidad de festejos se ha testado que hay más mimbres para cestos de presente y futuro inmediato.



Los triunfos continuados, los pocos que hace el paseíllo, de David Galván son un canto a la esperanza como los de José Garrido, y en cuanto les han dado el mínimo paso, la joven quinta del 16 está respondiendo con triunfos; es el caso de Ginés Marín en Santander, Álvaro Lorenzo el sábado en Pontevedra y el otro peruano Joaquín Galdós en Dax.


Hay vida, en “el torero” más allá de L. Simón y Roca Rey; y siempre nos quedarán los viejos rockereos, porque –como están demostrando- su grandeza nunca muere: de Castellón a Zaragoza pasando por Valencia, Sevilla, Madrid, Bilbao, etc.


Es lo que deja poso antes que grandiosos eventos muy puntuales.


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