Somos fuertes

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: EMILIO MÉNDEZ


Hoy, que la dignidad se escapa por los flecos del olvido internauta. Hoy que el combate de ese mismo olvido no es otro que el recuerdo. Hoy, que para recordar hay que haber experimentado y, sobre todo, conocer la realidad de la que hablas. Y hoy, que la parte enfermiza de la sociedad ha querido olvidar lo que fue un torero para no recordarlo jamás como la realidad que significó, llegó Juli y montó el taco de su toreo en Pamplona.


Y a ver cómo se lo explicas al tuitero que raja contra el torero, el empresario, el ganadero, el aficionado y hasta el que vende helados Nestlé en la puerta de la plaza sin saber que la marca es antitaurina. Llegará un día en que incluso tengan el amparo de la ley. Y ni el endiosado Juli que hoy toreó en San Fermín podrá paliar nuestro dolor porque hoy, que una sociedad con la gangrena del odio individualista en sus venas dio barra libre al libertinaje, fueron Padilla, Juli y Simón los que usaron su libertad para brindar al cielo de Víctor Barrio.


Hoy El Juli estuvo bien con el bueno y extraordinario con el malo. Porque puso asiento al desacato bravucón, ritmo al acelerador sin aguja, gracia a la humillación motora de Victoriano y mucho valor a un segundo de hule. Y lo entendió Pamplona. Sobre todo en el quinto, que ya quiso mandar a la enfermería al picador Salvador Núñez tirándolo en el primer encuentro: bronco iba por el izquierdo en el prólogo muleteril, pero lo entendió Juli para llevarlo largo por ese pitón a pesar de la crudeza del toro tras varas. "Manolete” sonando. Las peñas calladas. López toreando. Y El Juli disfrutando con bragueta y mucho sentido de la lidia, el que tuvo para torear de verdad por circulares a ese toro. Y meterle la espada. Y desorejar al bravo de vuelta al ruedo excesiva. Antes, supo hacerlo ante un peligrosísimo toro segundo, de hule, al que comprendió al natural para ritualizar su valor en dos tandas por la izquierda y convencer sin materia.


Hoy, que todos tienen miedo al fracaso, demostró Padilla que perder una vez puede hacerte ganar ciento.Lo supo el "Eliotropo” primero, al que le hincó los dientes palos en mano para poderle al viento con la franela. No así al toro, un bueno de Victoriano con la virtud de la humillación noble, del viaje franco y el hocico enterrado. Con el punto de clase necesario que hizo a Juan José sonsacar el toreo que necesita Pamplona pero que él bien sabe no siente su corazón. El mismo que buscó en su pecho el toro en dos derrotes terroríficos que sólo quedaron en golpes. San Martín de Porres. Y conectó, gustó, ondeó su bandera pirata y paseó la oreja. A James Cosmo brindó el cuarto, que fue bronco hasta decir basta.


Hoy, que para ser un buen joven hay que parecerse a López Simón, convenció en el tercero para salir airoso de su doble comparecencia en Pamplona ya desde las verónicas pulcras del inicio. De rodillas se fue en el inicio para incorporarse pronto ante un animal que embistió con transmisión, pero que un fuerte golpe le dio en el hueso de la risa que condicionó toda su actuación. Fue más de lo que parecía. Eso duele de verdad. Como dolió no cortarle otra al "Cantaor” sexto, toro en el que debió tragar de inicio para conseguir que en los embroques la humillación la transformase en franqueza y no le hiciese extraños. Lo hizo a base de toque fuerte, de imponerle el ritmo, de aprovechar ese medio muletazo que tenía en el epílogo muleteril y al hilo de tablas dejar momentos de calado. Es su forma de entender el rito.


Hoy, que a las doce en punto de la mañana el nuevo arca de la alianza de la tauromaquia presentaba en Madrid las acciones legales contra los que se mofan de la verdad de este espectáculo. Hoy, que el toreo vio pero el mundo no quiso observar cómo se puede ser pleno sin derribar al rival, se batieron el oro de verdad en Pamplona con un bravo de Victoriano del Río y dos medios al que hiceron Padilla y Simón enteros.


Si algo nos ha enseñado estos cuatro días es que somos más fuertes de lo que nos creemos. Si por algo nos diferenciamos como sector es que unos habrán visto a un pleno Juli y a otros no les habrá llenado su toreo. Unos habrán reconocido al Padilla fiestero sin ver en él la pulcritud que buscaban como aficionados. Otros habrán visto evolución en el Simón que es más que ayer y menos que mañana y otros le seguirán viendo defectos. Pero somos fuertes. Mucho. Más de lo que nos creemos. Pasará este día a la historia, y no por lo endiosado de Julián, sino porque por mucho tiempo, y gracias a la parte positiva del dolor, somos más fuertes que una pilastra. No quepa duda.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Pamplona. Séptima de la Feria del Toro. Corrida de toros. Lleno.


Seis toros deVictoriano del Río, de franca humillación y clase el primero, peligroso el segundo, enclasado y noblón pero sin ritmo el tercero, con motor sin clase el cuarto, a más el humillador y noble quinto –premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre-, parado en el ecuador muleteril el sexto.

Juan José Padilla, oreja y ovación.

Julián López "El Juli”, silencio y dos orejas.

Alberto López Simón, ovación y oreja.

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