Por cierto, hasta no se demuestre lo contrario : encaste Domecq, vía Torrestrella. El "cuento” proteccionista y el rasgar de vestiduras no es por la progresiva desaparición de encastes, sino añorar con engañifas una tauromaquia del XIX y principios del XX que no tiene nada que ver con el “arte de torear” de hoy y cuya evolución es irreversible

Reinventarse o morir

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EN CORTO Y POR DERECHO (PJC)


2ª corrida de la Feria de Pamplona (Cebada Gago/ Eugenio de Mora,Pepe Moral, Javier Jiménez)


Reinventarse o morir


Es doloroso ver lo de ayer de Cebada Gago en Pamplona. Duele por conocer la afición de los herederos del viejo D. José y duele más por la amistad, pero lo que “no pue sé no pue sé, y además es imposible”.

Tanta frustración e impotencia como en su momento ver a mi amigo Alipio vivir del recuerdo, Carolina Fraile revolviendo como en un cajón de rebajas para sacar una corrida que llevarse a la boca. Me acuerdo de más amigos y grandes ganaderos (los fallecidos Alfonso Guardiola, Gabriel Aguirre -Atanasio-, “mis hermanos” los Peralta, Buendía, Iñigo Sepúlveda, Luis Guillermo –C. de la Corte-etc., etc.) pero todo tiene un ciclo tras el cual te reinventas o mueres.


José Javier y Salvador no pueden reinventarse echando bueyes por toros: ¡que alzadas!, ¡que pechos! ¡que cuernos más feos! ¡que romana!.

Como si una vieja gloria de los telediarios pretendiera salir del ostracismo (más justo o más injusto) disimulando tacones en los zapatos, hombreras, prótesis glútea, bisoñé o similares y un lifting de “mercata” de esos que en vez de quitarte la erosión del paso del tiempo parece que te hayas estrellado contra un cierre.


Y ¡Que mala leche morucha!

Siempre habrá toreros con diferente casuística que en su desesperante afición o desafiante juventud estén dispuestos a anunciarse por si se obra el milagro que en el mejor de los casos es que te repitan el año próximo “en el mismo sitio y a la misma hora”.


La terna de ayer con trayectorias, vicisitudes y futuro distintos salvó el pellejo por coraje y respeto al traje de luces los tres.

El veterano Eugenio de Mora tirando de honradez profesional y buen oficio.

Pepe Moral con recursos impropios de su poco torear.

Y, el joven Javier Jiménez salvó la vida y su proyección como torero posible por valor, concepto y maneras. Volverá el año que viene posiblemente en situación similar si Sevilla o Madrid no lo remedia, pero hasta San Fermín 17 mañana ¿qué?, más de lo mismo.


La de Cebada Gago entra ya en esa categoría entre nostálgica y vintage de “encaste minoritario”, un eufemismo a guisa de mentira piadosa, barata, que hace arrastrar una leyenda al insulto y no preservarla muriendo dignamente conservando el recuerdo de grandes tardes.


Por cierto, hasta no se demuestre lo contrario encaste Domecq, vía Torrestrella.



Luego “el cuento” proteccionista y el rasgar de vestiduras no es por la progresiva desaparición de encastes, sino añorar con engañifas una tauromaquia del XIX y principios del XX que no tiene nada que ver con el “arte de torear” de hoy y cuya evolución es irreversible.


Como todo en la vida.

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