Así te contó LA DIVISA la histórica corrida de la Beneficencia 2016

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


De "No hay billetes" era el lleno que presentaba el pasado miércoles la corrida de la Beneficencia en Madrid, la más importante del año, y con el rey emérito en el palco real, una agradable temperatura y unos tendidos repletos de afición de todas las edades dio comienzo a las siete en punto el paseíllo. Sebastián Castella en su cuarta y última tarde en la Feria, José María Manzanares en su única contratación en el serial y Alberto López Simón en el último de sus tres paseíllos isidriles conformaban la terna. Los toros llevaban el hierro de Victoriano del Río Cortés. Salieron a hombros tanto José María Manzanares como Alberto López Simón en una grandiosa tarde que desgranamos a continuación.


No tuvo suerte con su lote un Castella que se fue de vacío de la Feria. Así se mostraba a los mircofonos de Canal Plus.

Embistió el tercero en el capote de López Simón, tenía viaje el toro y Ángel Rivas le propinó un primer buen puyazo y un segundo leve del que el astado salió escopeteado. Se movió posteriormente en el tercio de banderillas, dejando un buen par Vicente Osuna, para que brindase el torero madrileño a Su Majestad el Rey Juan Carlos. Por alto con estatuarios en el tercio le inició trasteo López Simón justo en el momento en el que volvió el viento. En el centro del ruedo le dejó una buena tanda por el pitón derecho ante la movilidad del de Victoriano del Río, algo que aprovechó también en la segunda serie por la misma mano. Cantó Madrid la actuación por ese lado de López Simón, prosiguiendo en la tercera tanda también a diestras. Largos se los dio al natural, cruzándose en ese momento y llevando por abajo al astado en el epílogo de trasteo. Buena actuación del torero de Barajas con momentos importantes. Extraordinarios fueron los muletazos finales, haciendo el avión el toro con ese punto de quererse rajar pero sacando la casta y el fondo, a pesar de que manseó. Un punto trasera le dejó la espada, llevándose una amarga voltereta de la que salió con un auténtico palizón. Dos orejas protestadas.


El quinto toro llevaba por nombre "Dalia”, y lo cuajó de capote José María Manzanares recibiéndolo con un ramillete de templadísimas verónicas. Se le arrancó con prontitud y desde el mismo centro del anillo a Chocolate, que rectificó la primera vara. Por chicuelinas a pies juntos quitó con las manos muy bajas, en un toreo capotero cantado pronto por la plaza, marcando el vuelo con muchísimo gusto y mucho temple. Brindó el toro al público y para enmarcar fue el inicio de faena, con mucha enjundia destacando los trincherazos. Se le coló en la primera tanda por el derecho el de Victoriano del Río para proseguir por esa mano con un espléndido pase de pecho en dos tiempos. Al natural también lo llevó larguísimo, con el toro embistiendo y humillando, haciendo el avión para que José María comprendiese su tranco por ese lado. Lo pisó en el epílogo muleteril, arrancándole la zapatilla en un momento de angustia saldado con fortuna porque no hirió el de Victoriano del Río al torero alicantino. Mató de estocada recibiendo y cortó dos orejas pidiendo el rabo. Así hablaba el torero sobre el triunfo el torero alicantino.



Y esto dio de sí la corrida de la beneficencia, la más importante de cuantas existen a lo largo de la temporada. Una corrida para la historia. 

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