Corrida de toros

EN CORTO Y POR DERECHO (PJC)

Corrida de toros

La de Adolfo habrá gustado más o menos, pero el caso es que la gente la vivió en los tendidos con continuos cambio de sensaciones sin tiempo para el tedio; había toro en la plaza, serios, en su desigualdad, y de comportamiento variopinto.

Salvo el lote malo de Escribano que no le sirvió ni para jugarse la vida e intentar hacerlo todo con mayor o menor acierto con la complicidad de un público que no ve con buenos ojos, por sistema, al sevillano, hasta el “pastueño” 1º que dijo poco.

Por medio un 4º muy agresivo en lo que los cursis llaman “manso encastado” en el que Rafaelillo protagonizó una lidia para poderlo y un toreo, al final, al natural que cuando se repase la feria, la semana que viene, no pasará desapercibida.

Y el lote de Castella, humillando y con calidad. 

El 2º con esa transmisión que a Madrid le sabe a poco pero que al torero le sirve para coger sitio y sentirse en el toreo de lentitud. 

El 5º tuvo más pujanza y el rodaje experimentando por el francés anteriormente le hizo sentirse, dormirse en los naturales, disfrutarlo él y hacer gozar al público cabal cuyo prejuicio sobre el francés es agradecerle el currículo que tiene en Madrid y que sin necesidad alguna “se apuntara” a una corrida que no está en la liga de los grandes dónde él juega hace años por méritos propios, mientras la “insurgencia” esos méritos los emplean para agredirle taurinamente.

Le falta la corrida de Beneficencia con toros y cartel de “su competición”; y de la misma forma que la de Adolfo le ha servido para ir encontrando su mejor versión y llegar rodado a la cita final, pase lo que pase mañana, con el poso que da la reflexión, su actuación de ayer no pasará desapercibida en los análisis de resolución de 31 días de toros.

Hablo/escribo de gente normal, que en esto de los toros, y más en Madrid, parece ser especie a extinguir.

Todo esto se puede rebatir. Pero permite discutir y debatir y a los plumillas tener material para llenar folios sin tener que inventar ni irse por los derroteros de la literatura. 

Porque, mala, muy mala, mediocre o mediopensionista la corrida fue de toros.

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