El murciano dio la vuelta al ruedo en el cuarto tras no concederse el trofeo por el mal uso de la espada; detalles dejó Castella de temple en el cuarto y de vacío de su Feria se fue Escribano

El héroe Rubio

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO



La corrida de Adolfo esta tarde en Madrid tuvo hasta dos toros importantes. Rafaelillo dio la vuelta al ruedo en el cuarto tras no concederse el trofeo por el mal uso de la espada; detalles dejó Castella de temple en el cuarto y de vacío de su Feria se fue Escribano. En ese toro cuarto dio la vuelta al ruedo Rafaelillo tras una petición que el presidente no consideró necesaria para sacar su pañuelo. 


Dos quiebros importantes dio el primer toro de Adolfo Martín en el saludo capotero de Rafaelillo, que no humillaba ni se entregaba de salida como tampoco lo hizo en el caballo de Juan José Esquivel. Andandito fue en la lidia de José Mora, cortando y esperando a los de plata en el tercio de banderillas. Perdió las manos en el inicio muleteril del murciano, sin entregarse en ningún momento. Por el derecho le planteó la primera tanda Rafael, destacando en series cortas pero templadas. En el momento en el que se sintió dominado y podido, afloró la falta de entrega y recorrido, algo que hizo que los muletazos no pudiesen ser largos. Mantuvo la falta de humillación en los siguientes compases, sin llevar la cara por las nubes pero faltándole muchísimo recorrido en el planteamiento de Rubio. Hizo lo que pudo el murciano para matarlo, siendo finalmente ovacionado tras ser prendido por el chaleco con el pitón del astado. Con emoción embistió al capote de Rafaelillo el cuarto, humillando en su seda. Tenía pitones veletos, era muy asaltillado, y metió la cara en los dos primeros puyazos en el caballo de Agustín Collado. Intentó dar espectáculo en la tercera vara, desmonterándose tanto José Mora como Pascual Mellinas en el tercio de banderillas. Brindó sin aspavientos Rafaelillo al público su labor para sacárselo más allá de la segunda raya, junto al burladero de matadores, al toro cárdeno. Se cruzó Rafaelillo ante el de Adolfo, que tenía una cara agresiva, yendo peligroso por ambas manos y viniéndose a menos conforme iba avanzando el trasteo. Intentó sacárselo de uno en uno antes de pinchar en el primer encuentro y dejar una estocada a la segunda sin puntilla.


Humillado, por abajo y con tranco muy derecho embistió el segundo al capote de Sebastián Castella. Se le dio un primer puyazo suave para, en el segundo, arrancarse el toro de lejos entre los capotazos firmes de José Chacón. Se abría un punto más este toro en la muleta de Castella, quedando descolocado el torero y siendo recriminado por esa razón por el público. Salía dormido al final del muletazo, y el toque fuerte de Sebastián fue clave para que el de Martín embistiera con mucha nobleza pero sin bravura, porque no iba a más. Le faltó un punto de final al toro para que rompiese el trasteo del de Béziers, dejando un estoconazo a la segunda. Hasta que le cogió el pulso Sebastián Castella al cuarto tuvieron que pasar cinco minutos de faena. Antes, un rápido tercio de varas y banderillas propició que el astado llegase fresco al inicio muleteril del francés. Templando las embestidas consiguió torear despacio sobre la mano izquierda, cantando Madrid a pesar de la falta de ímpetu del astado. Un estoconazo dejó el francés, siendo ovacionado por el respetable.


A la misma puerta de toriles se fue a recibir al tercero Manuel Escribano, aguantándole muchísimo en ese lugar por el tranco parado que atisbaba de salida. Luego no iba con franqueza a su capote y muy en la línea del primer astado salió el cárdeno. Lo picó Chicharito a un toro que pareció ir suelto en el capote de Antonio Manuel Punta. Espeluznante fue el par al quiebro, repitiéndolo y fallando en ese momento Manuel Escribano. A la defensiva fue el toro, dosificando las fuerzas y entregándolas de manera desigual, corneando los trastos y colándose al torero, que intentó ir tapado para defenderse. Nada más lucido pudo hacer el torero de Gerena. Se le fue la espada muy abajo.

 A portagayola se fue Manuel Escribano también con el sexto, un toro que no terminó de romper y con el que porfió el torero de Gerena en todo momento. Fue un toro reservón, punteando la muleta siempre. Ya en banderillas lo atisbó, haciéndole extraños a Manuel y sin entregarse ni ser agradecido. Se lo cambió por la espalda en el inicio de faena, pero no pudo ir a más el trasteo. Mató de estocada y fue silenciado.



FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, vigesimocuarta de abono. Lleno.


Toros de Adolfo Martín, correctos de presencia. De bondad sin transmisión el soso primero; con clase y humillación sin chispa el buen segundo; exigente y costoso pero obediente el tercero; orientado, reponedor y a la caza el cuarto; repetidor y humillado, con clase y ralentí el quinto; pasador sin entrega el protestón sexto.


Rafaelillo (azul pavo y oro): Silencio y vuelta al ruedo tras aviso.


Sebastián Castella (grana y oro): palmas tras aviso y ovación.


Manuel Escribano (sangre de toro y oro): Silencio y silencio.


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