Cortó oreja y bordó el toreo por ambas manos con tercero y sexto, pero dejando un pinchazo en cada uno que le impidió salir a hombros; voluntad sin premio puso Escribano y Fandiño pasó de puntillas

Torear con el alma

|

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO


Paco Ureña demostró que torea con el alma. A punto estuvo de salir en hombros: no lo consiguió por una maldita espada que le impidió cortar hasta tres orejas. La historia de Paco Ureña, un torero con rostro de humilde pero concepto de rico, es la historia de un corazón que carga la suerte, un alma torea al natural con soberbia exquisitez y un espíritu que es eternidad templada. Pero una maldita técnica final que no mata bien. La historia de Paco Ureña es la historia de un lorquino que, un lustro más tarde, se acordó de su tierra haciendo temblar, igual que en Murcia en 2011, a los tendidos venteños con el recuerdo emocionado de los suyos. Y lo hizo toreando al natural a un Domecq a la par que se los pega a los cárdenos, porque para ser grande hay que conformarse con poco, que es lo que hacen los ricos con cara de humildes.


Y esa, la historia de Ureña, es la que comprendió una tarde lluviosa Madrid. La comprendió porque antes la amó, y la amó rugiendo de olés con la tauromaquia de Paco… ¡Qué belleza el derechazo erguido! ¡Madre de Dios cómo concibe cargar la suerte! ¡Qué naturalidad en el trazo y qué verdad en la proposición! ¡Qué sentido común en el alterne de manos! ¡Qué de otro mundo las trincherillas finales y qué horror lo de la espada!

Ureña, el torero rico con cara de humilde, va haciendo mayor un concepto que antes Madrid trataba como débil y que hoy se consolidó en el escenario que lo sacó de pobre. Que lo pongan a funcionar ya. Que lo rueden más allá de las Ferias. Que lo vean los pueblos y toda España goce de la exquisitez de Paco. Porque hoy lo vio la madre de todas las plazas: hoy nació un torero de Madrid.


"Plomazo” llevaba por nombre el primer toro de la tarde, marcado con el número 36, nacido en octubre de 2010 y con 516 kilos de peso, bajo de estampa, de buena hechura pero de pitones respetabilísimos. Suelto se mostró en el caballo de José Manuel Quinta para no romper tampoco en el capote de Juan Sierra. No fue lucido el tercio de banderillas ante un animal de fría embestida, por lo que fue rápido Escribano palitroques en mano. No brindó el toro y se lo cambió por la espalda en el centro del ruedo, sin terminar de humillar en una primera tanda a diestras. Bajó más la cara en los embroques en la segunda, pero el toro no dejaba de ser pasador sin más y sin tener emoción en su tranco, impacientándose el tendido por la colocación del torero entre muletazos. Le partió el palillo en el derrote antes de la estocada primera, dejando una segunda desprendida pero de rápido efecto. También caía una importante lluvia cuando Manuel Escribano se disponía a recibir al cuarto, con el que Chicharito se justificó en el tercio de varas y Manuel Escribano pasó las de Caín para poner los palos. Especialmente uno sentado en el estribo fue terrorífico, pues a punto estuvo de llevarse por delante el de El Torero al de Gerena. Totalmente encharcado estaba el ruedo cuando Escribano le planteó la faena de muleta al de El Torero, bajando éste una cuarta a partir de la segunda tanda y resbalándose tras los encuentros con Escribano. Una estocada baja puso fin al toro.


Protestado de salida fue el segundo de la tarde, un toro con kilos y que tampoco rompió en el capote de Iván Fandiño. Quitó por chicuelinas Paco Ureña, más arrebatado que templado. Un par de banderillas delantero de Diego Ramón Jiménez le molestó en el tercio de banderillas, pero se lo sacó pronto Iván Fandiño a los medios después de brindar su labor desde los micrófonos a El Pana. Pronto se fue a por la espada Iván ante un toro falto de casta, al que dejó una media arriba. Cesó la lluvia cando salió al ruedo el toro de Torrealta, que no fue un astado que no dio nada y que se tornó en bronco en el inicio muleteril. Palitroques en mano se desmonteró Iván García, pero no lo vio claro Fandiño, que se fue a por la espada a la primera de cambio. Complicadísimo fue el toro para dejar una media y varios golpes de verduguillo que acabaron con el astado.


Aplaudido por su cara de salida fue el cierraplaza, al que Vicente González midió en varas y Pirri banderilleó con brillantez. Muy despacio y con mucho compás lo llevó en el inicio de faena, que conectó rápidamente con el tendido. Pronto era el toro, que metía la cara abajo también en la tercera tanda por la diestra, midiendo perfectamente tiempos y distancias el torero murciano, que fue el mejor toro del encierro. Prosiguió por el mismo palo, pero se vino un poco abajo el de El Torero, pues acusó el astado que Ureña atemperó su viaje. Se cambió la mano Paco a la zurda, dándole el pecho al toro en todo momento, rematando a pies juntos también por la izquierda con torería. Vibrante fue el final, antes de dejar un pinchazo hondo que precedió la estocada y el orejón. Tampoco el tercero tenía especial hechura bonita, con una cara amplia. Llovía torrencialmente cuando Pedro Iturralde tomó la vara para intervenir en el tercio de varas, humilladno también poco el de Lola Domecq en banderillas. Detalles torerísimos dejó en un inicio muleteril que fue aperitivo para lo que acontecería en la siguiente en redondo, con la que sí entró definitivamente en Madrid. Quedándose en el sitio fue la siguiente tanda, rompiéndose por abajo pero permaneciendo con el cuerpo erguido. Mucho valor le echó el torero de Lorca, que brindó a sus paisanos al conmemorarse cinco años del terrible terremoto que hizo perder la vida a nueve de sus paisanos. Bajó la intensidad el astado en la cuarta serie también a diestras, quedándose más corto, pero se descalzó y por naturales mostró un regusto especial el torero lorquino. Pinchó en el primer encuentro para a la segunda dejar un estoconazo.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, sexta de abono. Corrida de toros. Dos tercios largos en los tendidos a pesar de la constante lluvia.


Cinco toros de El Torero, bien presentados. Bajó el segundo por menos y el sexto por demás. Y uno de Torrealta, quinto, bien hecho y con trapío. Pasador sin gracia el manejable primero; desentendido y rajado el manso segundo; manso con cierto fondo el tercero; manejable y sin malicia el obediente cuarto; áspero y correoso por el trato recibido el quinto; obediente sin entrega el manejable y humillado sexto.


Manuel Escribano (nazareno y azabache): Silencio y silencio.

Iván Fandiño (caña y oro): Silencio tras aviso y pitos.

Paco Ureña (lila y oro): Ovación tras aviso y oreja.


Vídeo San Isidro (11052016) from Cultoro TV on Vimeo.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.