Los soñadores veinteañeros, y según el decálogo del buen snob, deben ser rebeldes e inconformistas con su vecino, que no consigo. Si no, ni se tiene espíritu joven ni se puede fardar de serlo

Soñadores veinteañeros

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JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO


Los soñadores veinteañeros, y según el decálogo del buen snob, deben ser rebeldes e inconformistas con su vecino, que no consigo. Si no, ni se tiene espíritu joven ni se puede fardar de serlo. Porque hay que fastidiar al prójimo para que te tolere la masa social, hay que desvirtuar el discurso de la otra acera si quieres sentir respeto del líder y, por supuesto, no hay que ser rebelde en silencio. Hay que exteriorizar cada paso que des. No se es snob si no matas a tu contrincante por las redes sociales y, por supuesto, si no le faltas el respeto a la nariz de enfrente porque no te mole su forma de vida. Si no, ni eres un buen veinteañero, ni eres un buen soñador.


Hoy, los soñadores veinteañeros anunciados en la primera novillada de la Feria de San Isidro contaron a la sociedad su forma de ser rebeldes: como buenos jóvenes de su edad, se fumaron los canutos del temple, se colgaron las rastas de la libertad laboral y se apretaron los machos para la que les espera contra el sistema social de aquí a una semana, cuando sean doctores. Y de postre, uno de ellos se atrevió a dar la vuelta al ruedo entre la división del tendido. Mostraron, pues, que el torero snobno es el soñador snob. Nada tienen que ver. Y lo explicamos por partes: a los chavales de mi edad –la misma que los que hicieron el paseíllo- los soñadores veinteañeros de luces no les molan nada y son a ellos a los que se tendrán que enfrentar. En eso y en ese futuro pensé toda la novillada. No se olviden.


Hay que ser soñador veinteañero para renunciar al botellón en tus dos décadas, aparcar vicios y vicias en la flor de tus días y reventarse a físico las mañanas de los domingos por intentar mecer las manos como Lorenzo lo hizo de capote al segundo. Tiene el toledano la gracia de los elegidos, el discreto temple de los grandes que romperán y la delicada esencia de la Castilla más profunda. No podía con su alma el exponente de un hierro que debe recuperarse por ser pilar menor para las Ferias de entidad mayor y con el que el futuro a medio plazo pueda seguir soñando con presentes en el ruedo. Y es que a Lorenzo le hierve el alma por ser la figura que los Lozano soñaron desde que eligieron al paisano como producto de quilates en potencia.


Sabían éstos que el Tajo no había parido a los chavales de su edad como lo había hecho con Álvaro, un soñador veinteañero de capote privilegiado que, hoy, vio cómo el tendido pedía su oreja en el cuarto pero –de forma justa- , Justo no concedió el trofeo. Y fue listo veinteañero al no enfrentarse en rebeldía al pópulo protestón un Álvaro al que le reventaban los demonios cuando vio a los chavales de su edad rindiéndose ante su suprema técnica.Regusto mostró contra la mediocridad del tecnicismo sin más en ese novillo para enlazar derechazos que, ligados, llegaron arriba. De uno en uno se los sacó al natural, y fue precisamente ese toquecito el que aguantó al "parralejo” un poquito más. Hasta que llegó el susto, en el que le intentó arrebatar la vida el animal al joven consiguiendo, tan sólo, enternecer a un tendido que pidió con fuerza la oreja minutos después.


Sabe lo que quiere y lucha por lo que busca Ginés Marín, al que la mediocridad del soñador de serie no ha inundado todavía su corazón. De frente se enfrentó a la muerte Ginés y de frente se fue con dignidad a por la espada sin opciones. De frente se enzarzó con el chico segundo, de frente le planteó los estatuarios y de frente dejó detalles entre los cabeceos del animal. De frente le propinó bernadinas de espanto para, también de frente, ver el aplomo del flojo novillo caerse a sus pies.De frente también le plantó cara al quinto por derechazos intentando ligar al de El Parralejo, que se quedaba sin vida por momentos. De frente prosiguió en las siguientes tandas pero sin llegar arriba por la falta de motor. Y de frente esperará a Nimes. Mucha suerte.


Mucho ha pensado en ser diferente a los chavales de su edad un Varea que al que tapa su gran pellizco, su enorme capote y la falta de mediocridad que es la que ha tumbado a sus congéneres que quedaron por el camino. Tiene el de Almassora la gracia que no es de Castellón y que señala al Guadalquivir en el que ahora tiene su fuente espiritual.Quiso ver sueño de gigantes Varea en el sexto pero salió huyendo éste de las telas nada más salir por toriles. Tampoco en las verónicas siguientes quiso leña el de El Parralejo, al que se le cuidó en varas. Pero Madrid se quedó con ese pellizco del cierraplaza. Todavía yace en su retina.


Hoy, que los soñadores veinteañeros no son ultraguais si no se jactan de bandera tricolor, quema en potencia de iglesias y sable afilado contra los taurinos, tres jóvenes mostraron con sangre sobre su sien que aquí o se lucha por soñar o se muere despierto. Tres jóvenes, los tres primeros de la clase que vinieron para despedirse en Madrid y que han sacado de la monotonía. Hoy, que el soñador no es altruista y que el alma quijotesca se perdió en cuanto nació whatsapp, tres soñadores veinteañeros dijeron hola y adiós a Madrid. Seguirán luchando por esto, pero desde otro escalón y sin dejar de ser soñadores veinteañeros.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Feria de San Isidro, cuarta de abono. Novillada con picadores. Media entrada en el tendido.


Novillos de El Parralejo, bien presentados y de honda hechura. Sin vida el flojísimo primero.Chico un segundo a menos. De impresentable juego el sobrero de José Vázquez. Con calidad el flojo cuarto. Sin vida el quinto. Bonachón el noble sexto.


Álvaro Lorenzo: silencio, vuelta.

Ginés Marín: palmas, palmas.

Varea: silencio, palmas

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