En Fallas ha habido un éxito artístico y de público pero no brilló por su nivel ganadero pese a anunciarse hierros prestigiosos tanto en las corridas de figuras como en la dura de Adolfo y semi, tal que Fuente Ymbro.

​SILENCIO. SE RUEDA: "LE LLAMABAN CALIDAD"

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SILENCIO. SE RUEDA: "LE LLAMABAN CALIDAD"


La Feria de Fallas, que se puede catalogar de éxito artístico, incluso de público, y de responder a los retos de las novedades, sin embargo no ha brillado por su nivel ganadero pese a anunciarse hierros prestigiosos tanto en las corridas de figuras como en la dura de Adolfo y semi, tal que Fuente Ymbro.

El multitudinario nuevo jurado de la diputación (inflado y localista), que a la inversa ha reducido premios de 13 a 4, no ha encontrado motivos para otra opción que dejarlo desierto.

Ni un toro claro en lo que a bravura, casta, o al menos acometividad, fuerza, potencia, etc.

El serial lo han defendido los toreros con sus actuaciones. Han embestido, los toreros, mucho más que los toros en estas Fallas, el dato no es malo pero desequilibrado. La nómina toreril de los que han dejado huella incluye novilleros como el desconocido Andy Younes o los consolidados Ginés Marín y Álvaro Lorenzo que tienen que mejorar con la espada par sumar trofeos. También entre los rejoneadores con la salida en hombros de Andy Cartagena y la espléndida actuación sin trofeos de un figurón a caballo como diego Ventura.

Ahí quedan, por encima de orejas o salidas en hombros, los nombres de Garrido, Rafaelillo, Ureña, Del Álamo, Román, El Juli, Ponce, David Mora y Cayetano. Incluso los fogonazos de Talavante y la entrega constante de López Simón, para declarar triunfador absoluto indiscutible e indiscutido a un joven peruano de 19 años llamado Andrés Roca Rey.

De 70 animales, más o menos, contando sobreros, que echarse a la libreta de notas. Mucho menos en la memoria. Algo que recordar de una nómina de alcurnia y prosapia ganadera como, además de los mentados, Capea, Zalduendo, Victoriano, Garcigrande, Cuvillo, Juan Pedro.

La élite por la que se pelean las figuras. Lo que llaman toro de garantías.

Eso sí, todos contentos con una mentira piadosa (piadosa para ellos, ganaderos, toreros, taurinos y crítica leotardera), mentira que se transmite con un cínico lamento ante la invalidez, la falta de motor, la pastueñez…la mansedumbre desesperante en suma.

En primera lectura lo llaman “clase” para seguir con el cuento de la película : Silencio, se rueda : “le llamaban calidad”.

En versión Blasco Ibáñez, “Arroz y Tartana”…. Y que ¡figa la bola a la valenciana!




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