No está el toreo para andar con ligerezas, ni para engañarse con una foto, ni para empeñarse en funcionar sin armas para hacer diana.

Entre tracas y petardos Padilla y el "toricantano" Soler en hombros

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MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO


Entre tracas y petardos recibía Castellón al toro después del prólogo novilleril y equino. Gusta esta tierra del estruendo y la vibración, ya sea del suelo o del tío con el trapo rojo, y mejor si es paisano, para que no digan que aquí no se apoya la tierra. Por eso concluyó la primera de La Magdalena entre tracas y petardos, porque salió Padilla en hombros con la primera y también el que defendía el terruño, aunque fuera con lo segundo.


No está el toreo para andar con ligerezas, ni para engañarse con una foto, ni para empeñarse en funcionar sin armas para hacer diana. Un panorama en llamas por la amenaza del político, el desinterés del profano y la somnolencia del sistema mal puede soportar una alternativa rebañada porque sí sin que se mire al espejo el que la toma y se pregunte qué puede aportar para mitigar la lumbre. Porque enciende ésta las tracas, pero también los petardos, y uno lo pegó Soler con el toro de la ceremonia, aunque quisieran restarle fuste los aplausos que llegaban hasta del tendido de los sastres.

Allí, en los edificios altos que circundan esta plaza, también hubo paisanos que gustan de traca, pero vieron el petardo de un hombre sin estructura y sin asiento al que el flan de tan alta fecha le dejó el valor justo para andarle por la cara a un torete obediente. Hoy, cuando el hacha de la intolerancia le hace la cruz al toreo y se busca la pureza y la verdad entre los que descollan nuevos, el más nuevo del plantel intentó remontar las derivas de la escasa preparación. En hombros y con dos orejas lo verán sus nietos en la foto de su casa. En hombros junto a su padrino recordará la efemérides Vicente una vez que comprenda que no fueron brillantes, sino menos malos los muletazos suaves al sexto, porque entre la traca y el petardo media solo un par de ojos que efectúen la comparación.


Pudieron hacerlo hoy los que llenaron media plaza cuando pusieron sus chicuelinas de un lado y las verónicas dePadilla al primero, de otro. Ahí se templó el Ciclón con el único bravo que le saltó hoy a Matilla. Armónico, cadencioso y suave, disfrutó Juan José de la verónica al alto, estrecho y ensillado toro, que se lió a embestir por abajo mientras le dieron opción. Fue traca de pirata sabio la tarde de Padilla, de veterano conocedor de sus fuertes y sus flojos, de lidiador cabal para menguar ímpetus o azuzar voluntades así le vengan de un lado o de otro. De rodillas los inicios, con la línea recta bien acompañada, la franela puesta, largas las series e impuesta su intención sobre la viveza de los dos bichos. Porque los dos le embistieron para rebosar boyantía hasta que quiso Padilla componerles la obligación. En los finales a menos llegaron los adornos que llegan, con dos encontronazos a ley para las dos estocadas y dos orejas más de entrega en su repleto esportón. Fue Padilla Juan José y eso gusta en los tendidos.


Como gustó ver al Paquirri más asentado y torero de los últimos dos años en dos faenas tan limpias, tan suaves y tan pulcras que hubieran sido brillantes de apostar más por el ajuste al embrocar derechazos. Vertical en la apostura, sereno en los ademanes, asentado en los talones y templado en las muñecas, le faltó la traca a Francisco para que rompiese la plaza. Porque está la verdad en las apreturas que él no buscó esta tarde, aunque saliesen bonitas las fotos de Luis Olmedo. No le estorba a la vista ver la estética de este Paquirri, pero le deja a deber un trecho a la emoción, y se convierte en nada este rito cuando el que cobra no arriesga.

Por eso hay que medir el triunfo cuando se quita uno el traje, mirar como aficionado el espectáculo ofrecido. Y saber si son traca o petardo los argumentos ofrecidos, porque es muy seria esta fiesta y urgente que le den verdad. Y no todos pueden son capaces.


FICHA DEL FESTEJO


Plaza de toros de Castellón. Cuarta de la Feria de La Magdalena. Corrida de toros. Media entrada.


Dos toros de Hermanos García Jiménez (soso y vulgarón el alto primero, devuelto por inválido el cuarto); dos dePeña de Francia (boyante, humillado y bravo el silleto y feo segundo, docilón y obediente el tercero); dos de Olga Jiménez (obediente y bobalicón el quinto, con calidad, clase y ralentí el buen sexto); y un sobrero, cuarto bis, deJosé Luis Marca (con transmisión y movilidad noble a menos).


Juan José Padilla (negro y oro): oreja y oreja.

Francisco Rivera "Paquirri” (purísima y oro): silencio tras aviso y ovación.

Vicente Soler, que tomaba la alternativa (marino y oro): ovación tras petición y dos orejas. 

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