​Emilio de Justo: “Decíamos ayer”

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PJC. EDITADA


EDITORIAL PROGRAMA LA DIVISA DEL 22 DE AGOSTO 2022

PEDRO J. CÁCERES


Emilio de Justo: “Decíamos ayer”



Tras pasar cuatro años en la cárcel condenado por la Inquisición Fray Luis de León reanudó su docencia con un "como decíamos ayer...", que sarcasmos al margen, significa continuidad y olvido del mal pasado.


Y, ayer, domingo 21 de agosto, en Almería, se consumaba el hecho que todo el taurinismo esperaba: la reaparición de Emilio de Emilio de Justo, a los más de 120 días de su espeluznante cogida del Domingo de Ramos en Las Ventas (Madrid), a plaza llena y el reto de matar 6 toros en solitario, cuando su trayectoria y su futuro estaba garantizado y no tenía necesidad alguna de protagonizar tal gesto, en realidad una gesta, con toda la temporada por delante preñada de contratos, y buenos…bueno salvo las plaza de “los Chopera” cuyos designios sí son escrutables.


Tres orejas fue el balance del extremeño en esta reaparición almeriense. Comprometido con el toreo y consigo mismo, sin alivios, asumiendo el reto del mano a mano con la gran figura del toreo Andrés Roca Rey.

En esto del toreo, al pasado no se le mata: al pasado se le fulmina. Pasado de desierto de festejos, pasado de entrega –con fruto o sin él- y afición, pasado de remontada o de altibajos, pasado de enfrentamientos discordantes o, por el contrario, de gozo, no vale para firmar el mañana en medio de un sistema para el que la foto que tiene precio es la del hoy.


Y así ha regresado Emilio de Justo: la foto en hombros de ayer en Almería no supone un antes y un después, sino una continuidad exitosa desde bastante antes de la pandemia.


Y para matar -un concepto que la sociedad no entiende si no es en una sala oscura, sin cámaras ni flashes- el pasado -el brillante y también el doloroso- hay que preguntarle a Emilio de Justo cómo lo hizo y cómo lo está haciendo, visto lo visto en Almería. Porque recuerda, cada tarde que hace el paseíllo, pese a los éxitos continuados que le han instalado en la élite en el último lustro, cuando le azuzó el hambre y, quizá,  por eso arrea como si fuese el último día que, afortunadamente, no fue Madrid por abril.

A partir de ayer, en Almería, hoy en Cuenca, toca seguir picando billete y consolidar su situación de torero referente. Los toreros de esta pasta y catadura no pasan a limpio los triunfos del pasado, sino que les sirven de aliciente para seguir en una lucha, al fin feliz, consigo mismo y pretender ser el mejor…al menos para él.

Becerristas y novilleros aspiran, en su sueño, ser figura del toreo.

Para ello, te dicen que, preservando su personalidad, todos se creen distintos, tienen espejos en que fijarse. Casi más por envidia sana de su trayectoria de figura que por asimilar su corte de torero.

Los hay de “arte” y se fijan en Morante. Otros tienen como modelos a El Juli, Manzanares, Ponce, Roca Rey, JT, etc.

Pero hay otros espejos, quizá menos espectaculares, pero, no por ello menos referentes. Son aquellos que han sufrido una larga travesía del desierto y a base de maduración están recuperando el status de privilegio del que disfrutaron en sus principios: por sus cualidades y, sobre todo, por ser novedad. No es el caso de Emilio.

Sí, hay otros espejos en la actualidad que no disfrutaron de años dulces, ni en sus principios, ni años, muchos, después, ejemplo: Emilio de Justo. Impresionante referente para aquellos adolescentes que aspiran a ser toreros.




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