Se instalan en el libertinaje ambiguo del prohibido prohibir pero no profundizan en la libertad, que no es lo mismo.

POLÍTICOS PERDONATOROS

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PedroJ.Sevilla.LaMaestranza

EDITORIAL 23 DE NOVIEMBRE


MI HISTORIA de hoy versa sobre “LOS POLÍTICOS PERDONA TOROS” Y “LA LIBERTAD Y EL LIBERTINAJE”



El discurso de los políticos respecto a la tauromaquia en estos últimos días, a primera oída no suena mal, que no es lo mismo que sonar bien. Son políticos, al fin y al cabo.

Llega el 20 de diciembre y todo el mundo se ata los machos pero sin un mozo de espadas que de verdad, dé crédito pertinente a esa angostura necesaria en la pantorrilla embutida en media rosa.



La prensa, toda la prensa, incluso fuera de la taurina, ni siquiera hace falta que sea política, los da cancha. Pues los líderes que dicen tener en su mesita de noche el códice de salvación de España, hacen bolos como en las ferias el Teatro Chino de Manolita Chen, le hablan de toros y les tiran de la lengua. Pero, una cosa es predicar y otra dar trigo.


No dicen si hablan a título particular o como caudillos de formación que en muchos casos es el “ejército” de Pancho Villa, verbigracia: PSOE y Podemos.


A nadie se le oculta la casa de los líos que es este socialismo actual es con líder, lideresa y franquicia catalana, como las profusas y muchas veces difusas marcas blancas podemitas


Los últimos acontecimientos se fechan en Baleares, en cuanto a prohibición de los toros o intento de ello, por lo que respecta al socialismo, y ahí está el contencioso de Ahora Madrid del ayuntamiento capitalino con su Escuela de Tauromaquia, a pesar de las últimas declaraciones del señor Pablo Iglesias.





Tampoco el Partido Popular pasa del postureo aflamencado pero quizá, en cuanto a sorpresas y versos libres da una mayor confianza, tanta como a veces la desconfianza en algunas abstenciones a favor de la Fiesta como ha ocurrido en Alcalá de Guadaira. Y también el Partido Popular presenta razonables dudas que pasarán la raya del tercio para la promoción y fomento de la fiesta. Menos aún, se espera o se piensa que insten al Constitucional, para que se pronuncie de una vez sobre el “toricidio” catalán.


El último en cerrar cartel, por ahora, ha sido Albert Rivera que pese a haber vivido en sus carnes lo que es una salida en hombros por la Puerta Grande de la Monumental de Barcelona, se instala en la equidistancia en que su corta experiencia no le ha despertado ningún sentimiento taurino, menos mal que tampoco su contrario.

El periodista deportivo José Ramón de la Morena, y tampoco tenía porqué, lo dejó ahí sin preguntar las decisiones febles, incluso negativas, de los eurodiputados cada vez que se toca en Bruselas el tema de las subvenciones a las explotaciones agrarias y el vacuno sin discriminar modelo, manejo o raza bovina; ellos sí, Ciudadanos sí, o bien de perfil, o descaradamente se alinean en la discriminación del toro bravo respecto del común animal, para intentar evitar las subvenciones.


Todos, todos se llenan la boca, la pequeña, harta sopas, en decir que no les gustan pero que respetan y que no son partidarios de prohibiciones: prohibido, prohibir.


Da la impresión como si fueran de “perdonavidas” de la tauromaquia, incluso pretenden que se les agradezca, o al menos que por ahí, de momento, no se les vaya una papela de la urna.

Hablan de “los toros” y sus circunstancias con un tactismo político vomitivo.

No se intuye que vayan a legislar en defensa de las libertades individuales, en el concepto global de libertad y como avanzados tahúres de burdel, tramposos, creen engañar instalándose en el limbo del libertinaje.


Y es que de la libertad proclamada al libertinaje real va tan poco, como de lo sublime a lo ridículo.

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