La ovejita lucera

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carmena

Mi historia de hoy va de alivio de luto ¡ya sólo quedan , apenas, dos días de campaña electoral.

Dos días para que candidatos, cuerpo de baile y palmeros tertulianos dejen de hacer el ridículo si no es que en algunos es una condición natural.


Cosas como que en Madrid cargos relevantes de IU esté pidiendo el voto para la franquicia de Podemos causan dolor en la candidata comunista, rebasada por la ex jueza que no fue capaz de aguantar la mirada de Esperanza Aguirre cuando le espetó que había sido muy mala para Madrid. La veteranía de la “lideresa” le llevó a no entrar en el fácil cuerpo a cuerpo de la supuesta cómplice del alzamiento de bienes y degradación laboral que su marido sometió a empleados suyos y si la sorprendió por sus condescendientes sentencias y cierta comprensión ante los terroristas de ETA, ahí la destrozó, porque además de argumentar sacó sentencias favorecedoras al terror y papeles de prensa.


Por cierto que Pablo Iglesias y Podemos cerrará campaña por su lado y la jueza por el suyo. La franquicia que no quiere contaminación de la casa central.


Una campaña que hace cosas extrañas, como lo comentado de IU en Madrid tirando piedras contra su tejado y situaciones surrealistas con extraños compañeros de viaje, como que Monago, virrey de Extremadura haya recurrido a al líder de Extremodouro, Manolo Chinito, para le asesorara antes de prometer su última chorrada: el hip-hop, el jazz y el rock serían formación reglada en colegios y superiores.


Hay más, por no hablar de las monjas de clausura catalanas que nadie sabe de que tipo de clausura son sus congregaciones cuando una de ella está todo el día en la 4 televisión.


En Jerez el PP quiere cautivar con el proyecto de playa urbana, quizá para superar nada menos que a la capital del reino que ya lo dice la canción “aquí no hay playa”.


Hay más. Podemos Valencia promete un zumo de naranja, por supuesto valenciana, para los niños en los colegios, donde podrán degustarlo sin prisas porque se propone quitar los deberes. Se ignora si la medida estará apadrinada por el primo de Zumosol.


Y el culmen de la sinsorgada es Bildu en San Sebastián, pero aquí no se trata de promesa sino de hechos con partida presupuestaria y todo : reclutar un rebaño de ovejas para pastar en un gran parque público, luego vendrán más espacios verdes, con el objetivo que se coman la hierba y así de forma ecológica sustituir la mecánica de los corta césped.


Corre el rumor por Donosti que la gilipolloi se completará cuando se consigan los derechos de autor para amenizar la bucólica estampa con la canción “La ovejita lucera”.

¡Joder, que tropa!

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