Florentino sin dinero: Un bulto sospechoso

Mi historia de hoy es futbolera y merengona. La historia es larga, para que me sirva de desahogo.

La huelga del futbol, lo dijimos en esta notaría de historias, hace días, era una huelga política y sin sentido. Hoy se la ha cagado la Audiencia Nacional por malversación del motivo por la que se convocaba, por lo que el hecho podría tener otras consecuencias derivadas hacia la AFE y RFEE por engaño deiberado. Pero dejémoslo como está.

En un país con un mínimo de vergüenza que es antónimo de sin vergüenza los señores Villar y Rubiales ya habrían dimitido; más cesados con publicidad y pena de telediario.

Ayer el Madrid dijo adiós, no a la Champions, sino al despilfarro de una temporada. El paseíllo del miércoles lo hicimos haciendo de tripas corazón porque ustedes no tienen culpa alguna de los colores que uno ama, pero hoy llega la resaca.

Fracasó el mejor entrenador del mundo, decían, Mourinho, que además hizo del Madrid la España del 36, y de aquellos polvos estos barros. Nos trajeron a otro crack, Ancelotti, y ya hemos visto: campeones de Champions en el minuto 94 por gol de un defensa, campeón de copa en el 85 mediante una galopada a lo loco de Bale, una supercopa europea, que es mi tía maría, frente al Sevilla, y medallas de hojalata en un mundialito frente a un San Lorenzo de Almagro, que es como el Almagro, pero el de Ciudad Real.

Mientras el Barcelona tiraba de un neófito, como entrenador, Guardiola, luego de un inédito Tito Vilanova para ahora seguir con un becario como Luis Enrique. Y ahí está. A punto de hacer triplete, y a parir de ahí, el sextete.

Presumimos de tener los mejores centrales y laterales del mundo, y resulta que encajamos goles por un tubo y muchos a balón parado, cuando no porque a Pepe y Ramos los delanteros rivales les ganan la espalda.

El Barcelona, tras la ausencia de Puyol, se alimenta de un central recauchutado como Mascherano y, de vez en cuando, con un lateral reciclado, un segunda serie como Mathieu.

Nos gastamos una pasta con Bale y ahora echamos de menos a Di María. James e Isco salen de la operación triunfo del mundial y ser estrella en un Málaga que lucha cada año por no descender.

En ese mundial deslumbró Kroos y creíamos que podríamos olvidar a Xavi Alonso. Vendemos a Morata, que sería nuestro verdugo en Turín y Madrid, porque el Madrid se mueve a golpe de dictadura de cierta prensa y creían tener en Jessé un mirlo blanco.

Y lo peor de todo: el madridismo nos hacemos nuestra mentira piadosa creyendo que tenemos el mejor jugador del mundo, cuando da la casualidad, para su desgracia, que siendo grande, coincide, con el más grande de la historia del futbol. Entre Cristiano y Messi hay una diferencia tanto cualitativa como cuantitativa…y temporal: Cristiano solo rinde en vísperas e un balón de oro, Messi aparace cuando el club más lo necesita. Punto en boca.

Ahora resulta que el culpable de todo es Casillas que ayer evitó una humillación, mientras Ramos pasa por niño bonito, ambos en declive desde sus apareamientos con starlettes, es una coincidencia pero es así: te casaste la cagaste, y además según contra quien compartes tu vida

Casillas puede ser que pague los platos rotos, pero el damnificado va aser otro fichaje al rebufo del mundial como Keylor que se le pondrá cara de tonto cuando se especula con el atlético De Gea como guardián de la portería blanca.

Dos técnicos galácticos, fichajes del pelo, y la casa sin barrer. Millones de euros y títulos in estremis o de los de cartón piedra. Hasta el Atleti nos ha echado, en los últimos años la pata encima.

Ahora rodarán cabezas, pero el mal del Madrid está en la falsedad del diagnóstico y la detección del cáncer que no es otro que Florentino Pérez.

Este oscuro concejal del ayuntamiento de Madrid en tiempos de la UCDE a quien le vino Dios a ver por su amoldamiento servil a las Koplowitz pasa por adinerado enriquecido sin haberse quitado el pelo de la dehesa de ser un pringado, lo que fue toda su vida. Y ahora juega con el Madrid y su masa social en claro abuso de poder económico que estar por ver si es suyo o delegado.

Si tenemos los mejores entrenadores, los mejores jugadores, y la mejor afición, falla el Presidente autor del síndrome de Estocolmo al que tiene sometido a parte de la prensa, casi toda la guardia pretoriana del núcleo duro de la afición y acojonados a los jugadores.

Siempre dije que es el típico caso de mediocre que fracasa y huye en cuanto la flor en el culo son zurrapas en los calzoncillos que sus portacoces quieren hacer ver que es el código de barras de los gayumbos.

Ya no digo que dimita, pero sí que se someta a una moción de confianza en libertad de la masa social merengue, aunque, a lo peor no hace ni falta y huye como una coneja como lo hizo en Mallorca poniendo fin de cobarde e inepto en su primera etapa.

Viví aquella época en Cope, y lo seguí después en Onda Cero con el mando a distancia y mi idolatría por García. García estuvo a punto de desenmascarar a tan siniestro personaje, le faltaron diez minutos, justos los que José María Aznar se ocupó en que fuera al revés tirando del mamporrero Sáenz de Buruaga y la salida del periodismo de García.

Es como aquel que en un ascensor ventoseó, vamos que se tiró un pedo. Todos los viajeros se miraban inquisitorialmente poniendo cara de póker como buscando, con movimientos sutiels, donde estaba el aire con tufo, hasta que uno les tranquilizó y les dijo: no busquen más, que lo tengo yo aquí….y señalose la nariz.

En esa nariz de la putrefacción de un club ganador, legendario e histórico está Florentino Pérez.

Hoy, no sé si en Valdebebas o en Concha Espina, y en twitter habían un slogan que decía: menos cartera y más cantera.

¡Claro! El problema es que Florentino sin dinero, suyo u ajeno, no es que no sea nadie es que es un bulto sospechoso.