La corrida de Beneficencia

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Mi historia de hoy se desarrolla en tres actos, o sensaciones: sonrojo, orgullo y agradecimiento. Sonrojo, de vergüenza ajena, ya no hay cabida para el estupor sobre una corrupción que parece no tener techo, lo del capítulo 888 de Andalucía: las 90 órdenes de detención entre empresarios y políticos por el fraude de los cursos de formación, con lo que cualitativa y cuantitativamente significa – se habla de una bolsas de 3 millones de euros-, y el aumento a 265 imputados (34 en el día de hoy) en el eterno caso de los ERES.


Mi “Susanita” no tiene un ratón, tiene un holding de madrigueras con sede central en el Palacio de San Telmo plató de “take de Money and run”, “coge el dinero y corre” o en vernáculo “quillo, ahí va eso ya echaremos cuentas”

Sonrojo de parálisis facial ante la desvergüenza del hijo putativo de Don Pujolone en su comparecencia de ayer en el Gran Casino de liCIU, en Barcelona Por mucho que intentaran distraer la atención del objeto de la cuestión, poniendo de jefe de mesa, en vez de un elegante croupier –que podría ser el caso-, ni siquiera a un vendedor ambulante de butifarras, sino a una copia del señor Barragán y sin ducharse desde que entraron los nacionales en Brunete. Será, en consecuencia, porque el asunto es muy sucio.



Mi historia de sentimiento de orgullo al repasar la trayectoria del Hospital de Parapléjicos de Toledo que hoy han visitado los Reyes para conmemorar 40 años. Un centro de referencia modélico y referente más allá de nuestras fronteras. ¡A ver!....2015 menos 40 y unos meses, igual a octubre de 1.974. ¡coño! Pero si esto no lo parieron los socialistas, ni siquiera los demócratas; quizá por ello se haya escapado del catálogo de la “memoria histórica”. Claro que la de Zapatero y Garzón tiene truco, lo de la memoria: es una conjunción de memo –prefijo que lo dice todo- y ría, del verbo; en redes sociales je,je,je.


Y mi historia final, ya dije, de agradecimiento para el Podemos team, o te party alpargaty, al que nunca podremos pagar los periodistas, al menos al precio que lo hace Venezuela con la papiroflexia de Monedero, la carga inspirativa que provocan.

La penúltima ocurrencia ha sido la de intentar el fichaje galáctico del autor de las listas de Schindler de los golfos de “cuello duro”, guante de cabritilla y polaina, (presuntos, eso sí) el tal Falciani, que se anuncia en los carteles como Falconetti. Lo que se ignora es si es una decisión mediática antes que se le adelante Florentino y lo presente en el Bernabéu con el 69 –su amoralidad es tan guarra y reversible como el número- o es una imposición del bus-driver venezolano (“gordito de la ruina” en los carteles como segundo espada) para no manchar la memoria del golpista Chávez (por eso escribo la palabra memoria) en cuya vida y milagros, el de los panes y los peces, sus fuerzas vivas venezolanas fueron haciendo en Suiza un fajillo de 12 millones de dólares.


La ocurrencia de Pablo Iglesias (cerrando terna, anunciado El Seco, de novillero Niño de la bulimia) es como poner de director general de aduanas al capo del cartel de Sinaloa.


1,2 y 3. 1,2 y 3. Tres toreros en el redondel. 1,2 y 3. 1,2 y 3

Falconetti, Gordito de la Ruina y El Seco….¡joder! la corrida de Beneficiencia.

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