¡Puerta Grande en El Bibio!

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¡Puerta Grande en El Bibio!

Gijón recuperó la sonrisa al abrir por fin la Puerta Grande. Diego Ventura y Alejandro Talavante compartieron salida en hombros en tarde en la que reinó el toreo a caballo.


Una banderilla tardó Diego Ventura en hacer borrón y cuenta nueva cuando su caballo "Nazarí" toreaba de costado, por el centro del ruedo, y a favor de querencia, en primer lugar y al hilo de las tablas en segunda instancia. Acertó a clavar dos rejones de castigo a un buen toro de San Mateo que se vino arriba a raíz de sentir el segundo hierro.


Lo más destacado llegó en un par al quiebro a "Milagro", batiendo muy de cerca y de ceñida resolución la primera de ellas. El rejón trasero, tras las rosas, no fue óbice para cortar la primera oreja de la tarde.


"Demonio" recibió al cuarto de la tarde, también de San Mateo y atacado de kilos. Más de 600. El toreo a dos pistas, bordeando las tablas de la barrera y sus recortes por los adentros, encelando al toro y dejándoselo llegar a la grupo hicieron explosionar el polvorín. El público feliz. "Oro" y "Remate" fueron condimentando la labor de Ventura que respondió a un público casi entregado. El rejón se fue contrario, mucho, demesiado quizás. Diego Ventura descabalgó sin demora para señalar la muerte del toro. Las dos orejas confirmaban su gran tarde en El Bibio.


El lote de Miguel Ángel Perera pecó de fuerza. Con su primero, quitó por chicuelinas e inició con estatuarios la faena de muleta. Si el día anterior Luque se enfundó la bata de enfermero, ayer Perera se licenció como tanatopractor. El que hizo segundo embestía casi pidiendo permiso, sin emplearse, sin ofender, sin transmitir... Perera dejó un pinchazo hondo en toda la yema que dejó al toro sin puntilla.


Perera buscó por todos los medios estructurar la faena al quinto. Sin violencia, la muleta a su altura, los toques suaves, dándole tiempo y espacio para que el de Montalvo repusiera... No hubo manera. El toro pasaba con parsimonia por las telas mientras que el público acompasaba con pitos exhortando brevedad. Queda otra tarde.


Alejandro Talavante sorteó un buen toro. El tercero. Bonito de hechuras. Humilló hasta el infinito (y más allá, sí) en el quite por verónicas de Talavante rematadas con una media de esas de inmortalizar el momento emborronada por un doble remate en que llegó el desarme. Las buenas condiciones que desprendía el toro de Montalvo motivaron al torero para brindar al público. Faena de inicio pausado, sin brusquedades y toreo despacioso por el pitón derecho y para tornar luego al izquierdo y acabar otra vez en el derecho. Mató de estoconazo de buena ejecución y resolución y certero golpe de verduguillo. Oreja.


Otra más cortó en el sexto. Bonitos lances de recibo a la verónica, ganando terreno. Rápidos fueron los dos primeros tercios. Con la muleta, estatuarios sin molestar mucho al toro que repetía sin terminar de entregarse. Coloboró por dictamen de su nobleza en la muleta de Alejandro Talavante que cambiaba de pitón con más facilidad que el toro de ritmo en su delicada acometividad. El toro nunca rompió a embestir para permitir a Talavante ligar una tanda de reventón. Como no se quería quedar atrás organizó la lidia de tal manera que el desenlace fue otra oreja más. Se agradece.


Mañana más. En La Divisa.es, como siempre.


Foto: www.circuitostaurinos.es

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