Una riña multitudinaria

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Sin_titulo1_1Una riña multitudinaria

Mi historia de hoy, que quieren que les diga, que me gustaría fuera en torno al deporte limpio, sano, competitivo y que avala lo de mens sana in córpore sano. Verbigracia, poder explayarme en contar las hazañas de Mireilla Belmonte, pero el futbol es esa esponja que lo absorbe todo y lo mismo succiona la grandeza de un espectáculo de masas que engulle toda las miserias del ser humano, más si suman en peligroso colectivo donde las sinergias multiplican por 100 o 1000 la maldad que llevan dentro.


Dicen, las autoridades civiles y deportivas, que castigaran con dureza a los clubes que tengan actitudes conniventes con los ultras.


De momento no se sabe, ni conoce, las medias que hayan tomado a hechos consumados con el Depor ni con el Atleti. Estos por si acaso han adoptado una serie de medidas que tufan a compromiso coyuntural amén de ser paños calientes, cataplasmas, antes que cirugía invasiva; sobre todo el caso del equipo coruñés.


El martes comparecen los secretarios de estado, de deportes e interior, en el congreso para informar de conclusiones y anunciar medidas. ¿De verdad?


De verdad se van a atrever a poner el cascabel al gato, o ¿a salir del trance? Tocaran las cajas registradoras de los clubes, habilitaran las clausuras de estadio a la mínima....y lo que es más importante: visto lo visto, y como ahora disparan a todo partido que se mueva con la declaración de alto riesgo ¿lo vamos a seguir pagando los ciudadanos?


Cada partido así reseñado supone el desplazamiento de más de 300 funcionarios durante, prácticamente, toda una jornada. ¿Lo tengo que pagar yo? ¿Usted? ¿Ustedes, vosotros?


Otra historia ad hoc de ese martes es la del espectáculo que se anuncia por parte de la oposición, más preocupada en el tiro por elevación pidiendo las comparecencias de los Ministros, sin duda para su ocio de pin,pan,pum . Les apuesto, doble contra sencillo, que ni una sola propuesta (tal la de derivar los gastos a los clubes) y todo insidias, insinuaciones, sin más objetivo que el de erosionar.


Si bien, nada garantiza que esta violencia de excusa futbolera se vaya a extinguir de por vida. Miren, igual que dice el refrán que dos no regañan si uno no quiere; al contrario, cuando dos se quieren pegar, lo consiguen. Los aplausos y vítores a los detenidos, cuando salían de los juzgados de Plaza de Castilla son definitorios de una patología que por desgracia es pandemia. Sorprendente la cachaza, el desparpajo y cierta despreocupación de una Madre mientras esperaba a las puertas. Parecía como que le hacía gracia lo que había ocurrido y encantada de la vida de tener un bizarro guerrero en casa.


Ítem más si en situaciones límites como ésta en vez de mirar al futuro todos los padres de la patria juntos (es el compromiso que demandamos la sociedad) atrasamos el reloj unos días y seguimos buscando los cinco pies al gato navajeando tabernariamente con la palabra buscando culpables, en beneficio propio, no más allá, sino obviando deliberadamente, a los que provocaron la bronca y dejaron un muerto. Esto, por lo que se ve, les importa un pimiento. Dinamita pa los pollos. Es la consigna frentepopulista.


¿Y la justicia?


Por lo pronto todos los detenidos a casa. La señora jueza les ha reñido y puesto deberes para cada 15 días.


Nunca mejor dicho lo de reñido, ya que con un cadáver –todavía caliente- y medio mundo haciéndose lenguas de los gravísimos incidentes ha tenido la habilidad de genio de calificar una guerra sin cuartel –con muertos y heridos-; los de Hitler con los de Stalin, que no es lo mismo que solteros contra casados... como "una riña multitudinaria".


Miren, pese a lo grave de la situación, un poquito de por favor: este diálogo de sordos me recuerda otra riña, menos cruenta, más a lo Gila en la que en el tumulto un sordo se acercó a uno de los mirones y le preguntó ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué es éste lío?; a lo que el enterado de siempre le dijo al sordo, nada, es una riña... ¡cómo! – espetó el sordo; ¡que es una riña!, ¡cómo!... una riña, una riña... ¡coñe! una disputa... una dis-pu-ta...


¡Ah! –Exclamó el sordo- entonces no es tan niña...


Ignoro si el sordo era de toga y puñetas o un representante de rabos de boina.



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