Dignidad y justicia

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Dignidad y justicia

Mi historia de hoy es, no me pregunten porqué, se cimenta en el recuerdo del "cobrador del frac".


Hace años emergió la figura del cobrador del frac como último recurso, desesperado, de aquellos acreedores que no solo eran incapaces de cobrar una deuda por otro contraída sino que a veces era el recochineo amparado por la impunidad al que el deudor sometía al tal acreedor.


Aquello, pintoresco, funcionó tan sólo un rato. Hasta que la picaresca de cuello duro y maletín de abogados, la base del vivero de jueces, notarios, registradores, etc... hizo proliferar los despachos llamados eufemísticamente de gestión de cobro, que , en muchos casos, degeneró en pesebre de matones y sicarios.


La Asociación Dignidad y Justicia ha anunciado una querella por prevaricación a los jueces de la Audiencia que han provocado la excarcelación de terroristas, según contábamos ayer en ésta historia de cada día.


Teniendo en cuenta que la judicatura pertenece a lo más casta de las castas, más si son de Jueces para la Democracia, a más a más si están en la facción de Jueces para el exorcismo, progresismo es la carátula del disco (con cara A y cara B) es complicado que la querella prospere, amén de los recovecos presuntamente legales que se saquen de la puñeta de prestidigitadores penales porque –no nos engañemos- "entre bueyes no ha cornadas".


Cierto es que, las víctimas, han dejado de tener el apoyo unánime para ser cuestionados por un ruidoso sector de la llamada progresía -con altavoces voluntaristas en diferentes medios- que quiere mutarlas por victimarias en aras de una supuesta paz, que de ser cierta, nunca debería suponer pagar un precio tan alto como borrar el disco duro de una frágil memoria que obvia el sacrificio de muchos para conseguir la libertad –antes que paz- de todos... progres incluidos.


Es el momento de recuperar la solidaridad de antaño de gran parte, no toda, de la ciudadanía y para ello deben pulsar todos los resortes que ofrecen los nuevos tiempos.


Ante la probable imposibilidad de justicia, dignidad.


Denunciar su praxis en medios de comunicación – no muchos están por la labor, cierto- y redes sociales –copadas por la revolución-; no es fácil pero hay que intentarlo. Incluso ponerles cara ¿porqué no?


Naturalmente de forma simpática, pero efectiva. Algún medio lo está haciendo ya... de forma sutil por su condición de "intocables".


Ni se me ocurre hablar de "escraches", aunque respecto de ésta práctica, cuando de políticos se ha tratado, una significativa y significada cantidad de togas han acuñado que "no aprecian delito" y que los señalamientos, "por sí mismos, no entrañan comportamientos delictivos salvo si hay coacción"


Un paréntesis (De aquel polvo proviene la gestación que alumbró Podemos) cierro paréntesis.


Ante la probable imposibilidad de justicia, dignidad... algo es algo.


Y ahora me pregunto yo ¿porqué se me ha venido a la cabeza comenzar mi historia recordando al "cobrador del frac"? ¿Qué tendrá que ver la gimnasia con la magnesia?


Será que hoy estoy espeso.



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